La ampliación de la mina de Borobia plantea muchos
interrogantes. Por un lado, la empresa peticionaria califica a la magnesita
como un mineral estratégico. Esta afirmación podría convencernos de que el
desarrollo de nuestro país precisa los productos derivados de este mineral y que,
por su escasez, se deben afrontar los perjuicios que pueda suponer su
explotación porque el bien conseguido es mayor que el mal ocasionado. Además, al
mismo tiempo que se afirma contundentemente el sentido estratégico de la magnesita,
se proponen toda una serie de acciones para mitigar el posible daño.
Sin embargo, una vez que apartamos el velo de “Magnesitas
y Dolomías de Borobia, S.L.” como empresa local que solicita la ampliación de una
mina ya en explotación, vemos en el paisaje al grupo empresarial Roullier que
es la multinacional francesa en la que se integra la empresa local y que en la
actualidad destina a la exportación casi el 80% de su producción. Por tanto, la
idea de mineral estratégico con visión de “país” se evapora ante lo que es,
sencillamente la práctica de un grupo líder en el mercado mundial de la
industria agroalimentaria y soluciones industriales.
La mina de Borobia es, efectivamente estratégica, pero
no para la comarca del Moncayo y ni siquiera para España. Esta controvertida mina
entra de lleno dentro en la estrategia de competencia de una multinacional que
necesita garantizar sus fuentes de materias primas para seguir liderando el
mercado global.
La globalización obliga a un crecimiento constante.
Bajo esta implacable ley, las empresas se intercambian entre los grupos
inversores en función, en este caso de la demanda de abonos y nutrientes para
una agro-ganadería industrial de la que podríamos hablar mucho en otra entrada
y que, desde luego no está en absoluto en sintonía con una explotación
sostenible del suelo y de la agricultura y ya no digamos de eso que se habla
tanto de la economía circular y el consumo de proximidad.
Tras la adquisición de una
fábrica de plásticos en Francia el pasado diciembre, la adquisición de una
unidad de blending a granel en EE.UU. en el campo de suministros agrícolas y la
autorización de explotar una nueva mina de magnesia en España, tenemos el gusto
de anunciarles el proyecto de adquisición de una fábrica de fosfatos alimenticios
en Serbia.
Escrito por Groupe Roullier / Publicado en Industria 2017
El grupo Roullier, dueño y señor de Borobia, es un
ejemplo notable. Ya en 2014 incorporó a su grupo empresas de fosfatos en Flix y
Cartagena y en 2017, adquirió la empresa A&E Ag, LLC, especializada en la
fertilización de los suelos. Dicha empresa, con sede en St. Louis, en el estado
de Michigan, tal como dice el propio grupo está situada en el corazón de
una zona agrícola rica y diversificada. Se trata del segundo estado más diversificado
en cultivos después de California, cuyo consumo anual en abonos asciende a un
millón de toneladas. Esta nueva adquisición refuerza nuestra estrategia de
desarrollo en el ámbito internacional y demuestra el dinamismo y la ambición de
nuestros equipos.
Internet es rico en testimonios como este que permiten
una visión mucho más real de este grupo empresarial y financiero que busca poder
contar, entre sus activos mineros de futuro, con el filón de magnesitas que
duerme en la Sierra de Tablado.
Simplemente observando los efectos que en estos años ha ocasionado la mina sobre el paisaje de la comarca del Moncayo soriano, vemos una larga serie de incumplimientos de sus compromisos junto a unos efectos preocupantes en los cauces de los ríos Isuela, Aranda y Manubles. Los informes realizados
por SARGA realizado en una sola ocasión sobre cuatro puntos de muestreo detectan
disueltos en el agua concentraciones significativamente altas de bario, calcio,
sílice y magnesio; además de cobre, boro, zinc y arsénico. De igual forma el
sedimento analizado presenta concentraciones altas o muy altas de hierro, aluminio,
manganeso y bario, plomo, cobre y cromo.
La detección de valores tan altos deberían ser
suficiente argumento para pedir una investigación al organismo de cuenca
encargado de garantizar el buen estado de las masas de agua de su jurisdicción.
En este estado de cosas y tal como ha solicitado Ecologistas en Acción es preciso la realización de los análisis adecuados para valorar el alcance de la afección que la mina ha ocasionado hasta el momento. Es exigible a la empresa que detalle los procesos que llevan a cabo en sus instalaciones, o mejor, que alguna administración ejerciera su obligación de inspección detallada y no confiar en el relato interesado de la empresa que durante estos 5 años ha demostrado estar lejos de una forma de hacer respetuosa con el medio natural.
Sin duda es desde la conciencia y la presión ciudadana como se puede avanzar hacia un equilibrio entre los "razonables" intereses empresariales, el derecho al desarrollo de los pueblos que durante siglos han construido el paisaje y el propio paisaje como valor natural y también motor de desarrollo.
Muy buen artículo... Para concienciar a la ciudadanía del entramado empresarial que sólo mira por sus intereses y no por el desarrollo sostenible de la España vaciada.
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