La terna ENERGÍA RENOVABLE, HIDRÓGENO VERDE Y CENTROS DE DATOS dibujan un horizonte de posibilidades que no es nuevo en Aragón en el que el agua vuelve a ser un codiciado recurso.
Una posibilidad que, mientras para unos es ejemplo envidiable de desarrollo pionero y sostenible, para otros es muestra de colonización energética con categoría de territorio de sacrificio. Volvemos a las andadas de los modelos enfrentados. Las andadas que se recorrieron en tiempos de Gran Escala a comienzo del siglo actual o los graves desequilibrios territoriales derivados de la vieja cultura del agua durante todo el siglo anterior.
Hay quienes, rebuscando en la sociología, dicen que la causa de esta repetición histórica puede estar en la ausencia de una burguesía emprendedora que, a diferencia de otras regiones, supiera aprovechar las oportunidades, movilizar capitales y construir entornos productivos competitivos que, en Aragón no acabaron de afianzarse suficientemente en los siglos XIX y XX.
En Aragón ha medrado una clase privilegiada mayoritariamente centrada en la agro-ganadería que ha generado una cultura de la especulación ayudada desde las administraciones públicas. Para comprobar esto no hay que ir muy lejos. La Torre Outlet de Zaragoza es un ejemplo de como la administración adapta la normativa a la medida de los intereses de un grupo empresarial local que, al poco tiempo, lo vende a otro grupo, británico en este caso. Especulación sin mayor creación de valor añadido, innovación ni nada por el estilo y, aquí paz y después gloria.
El caso del trío que nos ocupa viene a ser similar. Capitales proveniente de la agroganadería (privilegiada desde las administraciones) se diversifican en energías renovables, en hostelería en el Pirineo o en el vino de las denominaciones de origen de la tierra y se gestionan los proyectos para que otras empresas del sector energético o lejanos fondos de inversión, entren en el mercado inversor que en este caso, puede beneficiarse de financiación pública de España y de Europa.
La necesidad de “descarbonizar la economía” ha calado en la sociedad y el cambio climático es excusa perfecta para volver a proyectar en la opinión pública la idea de una tierra que producirá hidrógeno para toda Europa y sobre la que lloverá desde la “nube virtual” el maná de un progreso infinito y todo eso porque de los desiertos de Aragón, aquellos que solo “el olvido los riega”, fluirán megavatios para hacer posible este paraíso en la tierra.
Nadie parece querer hacer las cuentas de todo esta quimera, esta pesadilla compartida que no parece quitar el sueño a casi nadie. A pesar de que colectivos de todo tipo, del Maestrazgo, de Monegros, Cinco Villas o Ribagorza, junto al movimiento ecologista, pongan en duda la razón de ser última de esta especulación que aleja la oportunidad de que las energías renovables sean la herramienta de democratización energética que se pensó no hace mucho tiempo, su discurso no cala suficiente en una sociedad conformada al relato dominante de modernidad.
Los centros de datos hicieron su aparición en 2019 cuando Amazon anunció su proyecto con tres zonas de disposición en la comunidad aragonesa. (El Burgo de Ebro, Villanueva de Gállego y Huesca) con una inversión de unos 2.500 millones de euros y anunciando su crecimiento con la región AWS Europe en otras zonas de Aragón. Una apuesta de 15.700 millones de inversión en España hasta el año 2033, que contempla varios ejes de acción como la ampliación de las tres zonas de disponibilidad en Zaragoza y Huesca y la construcción y puesta en marcha de una cuarta en La Cartuja, cerca de la capital zaragozana. No es la única compañía que apuesta por Aragón, también Microsoft ha puesto sus ojos en esta zona para sus centros de datos en España con una inversión que se prevé que supere los 6.000 millones de euros en su centro de datos en Villamayor. Noventa hectáreas que la transnacional pretende instalar en los terrenos contiguos al futuro complejo agroaimentario de Grupo Costa, una superficie similar a la que ya tiene en el polígono de La Muela.
El suelo, la energía, el agua, las comunicaciones y la buena disposición de las administraciones aragonesas son la razón por la que las grandes tecnológicas buscan empadronarse en Aragón.
Las superficies de suelo necesarias oscila entre las 147 hectáreas de AWS en el Polígono Empresarium de Zaragoza a las 62 nuevas hectáreas cerca del Parque Tecnológico de Walqa, en Huesca, o las 44 hectáreas adicionales en El Burgo de Ebro. Un triángulo geográfico, de baja sismicidad, que permite complementar y replicar su almacenaje garantizando la solución de posibles averías.
Respecto a la energía, el consumo de estos centros se estima en una media de 200 Teravatios hora (Twh) que si provienen de origen renovable (en Aragón ya representa más del 80% de la producción de energía), mejora su competitividad. Por otro lado Zaragoza se encuentra en pleno centro de la malla de distribución eléctrica del norte de España que, a mayor abundamiento será atravesada por 6 líneas de Muy Alta Tensión de transporte con Francia, País Vasco y Valenciano y Cataluña. Un futuro al que los colectivos ciudadanos se opondrán con toda su determinación.
Los tres centros de datos que tiene Amazon Web Services (AWS) en Aragón llegarán a consumir la energía equiparable a una ciudad de 300.000 personas cuando estén a pleno rendimiento en la próxima década.
En lo que respecta al apoyo institucional no puede ser más favorable. El ejecutivo autonómico acaba de modificar el Proyecto de Interés General de Aragón (PIGA) aprobado hace cuatro años para ampliar la potencia del complejo de El Burgo de Ebro, de modo que se igualará a los de Villanueva de Gállego y la Plataforma Logística de Huesca (Plhus). Cada uno de ellos alcanzará los 100 megavatios cuando estén a pleno rendimiento en la próxima década.
La declaración de PIGA supone numerosas ventajas entre las que se encuentra la reducción (50%) de los tiempos de tramitación y pasar por encima de los Planes Generales de Ordenación Urbana lo que acelera la tramitación de adecuación de los mismo así como las expropiaciones a que hubiera lugar.
Amazon Data Services Spain, solicitó hace medio año la modificación del PIGA para acometer una cuarta fase de infraestructura eléctrica que permita aumentar la capacidad de suministro al centro de El Burgo. Con este fin, ya reservó espacio en las 15 hectáreas que adquirió en el polígono El Espartal II para construir una subestación de media tensión y la nueva de alta tensión, denominada Cierzo. A este respecto cabe tener en cuenta el proyecto de Corredor de Hidrógeno del Ebro que afectará a esta misma zona en la que se solaparán ambos intereses industriales con grandes exigencias de suministro eléctrico y de consumo de agua.
El consumo de agua es un factor especialmente relevante en Aragón al que no se está haciendo suficiente caso. Los datos de la consultora Dgitl Infra apuntan a un consumo medio de 25 millones de litros anuales, cifra que puede llegar a los 600 millones de litros en el caso de los hipercentros. En Estados Unidos es ya una de las 10 industrias más consumidoras de agua. Esta necesidad, sin duda generará una competencia con la ampliación de regadío que ya de por sí lleva a la cuenca del Ebro al estado de estrés hídrico y que con estas nuevas demandan superan toda lógica de planificación racional.
La digitalización y el reciente auge de la inteligencia artificial (IA) por cuyo predominio compiten las empresas que buscan afincarse en Aragón, requieren de cada vez más potencia computacional y eso se traduce en un mayor consumo, no solo de energía, sino también de agua. El año pasado, Google gastó unos 21.198 millones de litros de agua, un 20% más que en 2021, según sus propios datos. Los centros de Microsoft consumieron otros 6.435 millones de litros en 2022, un aumento anual del 34%.
En el caso de Aragón, el abastecimiento de agua se realiza desde las redes municipales. Se trata de agua clorada que debe ser purificada, a través de un proceso de ósmosis inversa. Esto hace que pueda haber problemas en la disponibilidad para los municipios que ya tienen sus propios inconvenientes derivados de la contaminación de sus abastecimientos tradicionales.
La modificación número dos del PIGA de los tres centros contempla transformar el sistema de abastecimiento de agua y conseguir una reducción del 10%. Para ello tienen que sustituir las tres infraestructuras actuales por otras de mayor capacidad. Los nuevos depósitos de cada una de las instalaciones aumentarán la garantía de abastecimiento de 48 a 72 horas.
Pese al cúmulo de aparente información que reina en este ámbito, es difícil saber a ciencia cierta las cantidades de agua que este tipo de instalaciones necesita exactamente. La experiencia de Villanueva de Gállego es un ejemplo de lo que puede suceder con el abastecimiento de agua a los centros de datos.
Un informe técnico de este ayuntamiento previno la insuficiencia de las infraestructuras municipales para abastecer este consumo. Para resolver esta situación el municipio deberá contar con otro nuevo depósito de agua potable para abastecer al centro de datos de Amazon y al polígono tecnológico asociado a la multinacional. La obra, costeada con dinero público (2,18 millones de euros) permitirá independizar la toma de agua con una nueva tubería que conectará con las instalaciones de Amazon.
En este mismo sentido, la disminución de la disponibilidad de agua debido al cambio climático y a los periodos la sequía esperables entra en conflicto con la cantidad de agua que precisa un centro de datos para su refrigeración. Esto ha hecho que las compañías opten por sistemas para minorizar el consumo y paliar problemas ambientales. En otras regiones se plantean sistemas de refrigeración de ciclo cerrado o de reutilización del agua procedente de otras industrias, aunque esto no sería de aplicación en los centros de Aragón.
Respecto a las comunicaciones, a nadie se le escapa que Zaragoza, tiene una magnífica situación geoestratégica. Situada en el cuadrante económico más importante de España, en el centro de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia.
Igualmente Zaragoza se beneficia de las redes de comunicaciones submarinas y terrestres porque, para unir todos estos enclaves geográficos, ya sea dentro de España o la conexión internacional, las conducciones de fibra óptica o fibra oscura pasan por el territorio aragonés.
Dada la extensión de esta entrada dejaremos para otro momento la implementación del hidrógeno verde como vector energético y materia prima para la industria química, petrolífera y metalúrgica de Europa que también se interesa por el agua de este pequeño país con nombre de río.
Sirva como avance el informe de Ecologistas en Acción que, reconociendo la necesidad de descarbonización de la economía, de implementación de energías renovables y de los recursos que la investigación ponga a disposición del progreso de la humanidad, reclama la mesura, el equilibrio y la racionalidad energética como forma de gestionar los profundos cambios que los límites planetarios exigen de una sociedad que parece anclada en lo peor de la economía de mercado.