Sin duda una oportunidad para entender la ordenación de este documento al que sería posible hacer aportaciones desde todos los colectivos que andamos sobre las aguas hasta el próximo 30 de junio y que si bien es en buena parte, coherente con el espíritu que reflejamos en nuestra anterior entrada, presenta algunas particularidades que deberemos de estudiar los próximos meses.
Dirigió el encuentro Miguel Ángel García Vera, responsable de la Oficina de Planificación Hidrológica que hizo gala de que es el primer PES que se hace con caudales ecológicos determinados por el Plan Hidrológico del Ebro (PHE) aprobado. Este asunto de los caudales ecológicos estuvo bastante presente en el acto. Ya los periodistas a la entrada, se interesaron por la posibilidad de disminución de caudales ecológicos y se ha repetido en la idea de que solo se aplicarán cumpliendo la normativa determinada en el RD, salvaguardando las zonas de Red Natura y con la esperanza de que solo sea necesario en casos muy puntuales.
Donde ya podemos avanzar nuestra discrepancia es en la consideración de SEQUÍA COYUNTURAL por la que estamos atravesando y que en Aragón se da con una periodicidad aprox. de 5 años que, con el cambio climático se puede reducir un 25%. En nuestra opinión, algo que sucedera con toda probabilidad cada 4 debería considerarse estructural desde el momento que manifiesta una forma de proceder que se perpetúa en el tiempo y por tanto es característico de la estructura.
Se ha explicado la distinción entre los estados de sequía y de escasez así como el sistema de INDICADORES para determinar el nivel de atención que se debería fijar para cada zona y que no debería ser una determinación general para las 18 Unidades Territoriales. Estas unidades coinciden en buena medida, con las Juntas de Explotación aunque, en algunos casos (Cuenca del Siurana, Aguas vivas y otras)) se han hecho diferenciaciones. Cada unidad territorial tiene establecidos unos indicadores para determinar el nivel de sequía.
En su momento deberemos transmitir como preámbulo al documento de aportaciones que, dado que el PES es una forma de gestionar carencias y restricciones, el primer usuario de todo el sistema que debe ser considerado, es el propio río que presta un servicio medioambiental y de salud para las personas que nunca se computa en estos procedimientos que tienen más de extractivista que de otra cosa.
De igual forma en el reparto de restricciones parecería adecuado la distribución justa de las cargas y disminuciones de caudal. En ese sentido sería deseable que los sectores con más capacidad asuman mayores cargas en el proceso de adecuación de sus productos a la sequía y favorecer a quienes puedan tener menos fondo de maniobra.
No estaría de más recordar que el 65% de la producción agrícola aragonesa se destina a la exportación, por tanto, no vayamos a caer en el estereotipo del agricultor proveedor de alimentos. La realidad es que estamos en un contexto de agro-ganadería industrial que, en las previsibles circunstancias de disminución del recurso por la emergencia climática, tal vez debería entrar en un proceso de RECONVERSIÓN INDUSTRIAL, tal como ha sucedido con otros sectores productivos en el pasado.
Interesante tener en cuenta en este controvertido tema que ya empieza a inundar de falacias y bulos la opinión pública:
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