lunes, 5 de febrero de 2018

AGUAVIVA,... EJEMPLO DE CONTINUIDAD DE LA GESTIÓN DEL I.A.A.

En la "nueva" etapa del Instituto Aragonés del Agua se ha proyectado la depuradora de la localidad de Aguaviva. La buena noticia es que es una depuradora extensiva. Parece, a primera vista, que hay un cambio en el modelo. Pero el cambio es solo aparente cuando vemos el presupuesto volvemos a los antiguos postulados. La depuración de los 500 habitantes de esta localidad puede costar 1.215.565€. Parece que la nueva forma de entender la depuración de que hace gala el Instituto Aragonés del Agua es la continuidad de la antigua.

Existe un tema de fondo en este tipo de proyectos. Se hacen proyectos con métodos blandos de depuración, pero con criterios constructivos que, encarecen los métodos blandos, de manera que, puede llegar a ser más barata una depuradora convencional.

Parece indudable que este tipo de proyectos se pretende dar una visión general de procesos de tratamiento blando (surgen dudas si es para demostrar que son peores y más caros que los tradicionales). De hecho, en este proyecto, como se puede ver en el “estudio de alternativas”, se sesga el estudio de alternativas para que salga elegido este proceso, dando una puntuación muy alta a este proceso en costes de explotación. No parece que 40.000 Toneladas/año para una instalación de este tipo merezca una puntuación del 100%. Y pensamos que se sesga porque el objetivo es probar que este tipo de tecnología que es una tecnología evidentemente muy cara en costes de implantación y de explotación. Difícilmente puede considerarse un método blando, aunque en teoría estricta lo es.
La caravana por el agua pública a su paso por Aguaviva
Estrictamente la depuradora cuesta 532.000 euros. Dejando fuera coste de colectores, enganche eléctrico etc.. Este coste nos parece muy elevado para una depuradora para un pueblo de 500 habitantes, aunque evidentemente en verano pueda llegar a los 1300 habitantes.

Desde el punto de vista técnico, la depuradora parece impecable. Pero, de alguna manera, elegir un método blando que es tan caro en inversión y, casi en explotación, como uno convencional, es matar pulgas a cañonazos. 

Sin conocer en profundidad la economía del municipio imaginamos que 40.000 euros al año es mucho para un municipio de población estable de unos 500 habitantes. 

Entendemos que en este tipo de poblaciones hay que empezar a ser imaginativos y no tirar de copiar proyectos convencionales, aunque sean de métodos blandos, porque estos costes de inversión y operación difícilmente son sostenibles. Al final SARGA tira de proyectos estándar, aunque sean blandos y, como para cualquier proyecto, la economía de escala es un problema. Una planta pequeña es proporcionalmente mucho más cara que una planta grande. Por eso a la hora de diseñar una planta pequeña hay que cambiar el chip y pensar qué aspectos de un proyecto convencional, de los que se usan en las plantas grandes, pueden ser eliminados. Lo perfecto en este caso es enemigo de lo bueno. Indudablemente habrá aspectos legales que no se pueden obviar, pero seguramente otros aspectos y costes pueden ser reducidos en un entorno rural de estas características.

En resumen es necesario que la administración cambie el chip a la hora de pensar en pequeñas depuradoras. Causa sorpresa que exista permisividad en aspectos tan contaminantes como los purines y cuando se hace una depuradora para un pueblo sin industria y con una carga contaminante bajísima, se hace un proyecto que parece una estación espacial.

Para consultar el proyecto de la EDAR de Aguaviva:

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