Reproducimos este texto que une la memoria histórica con los problemas de gestión del agua en la localidad de Tarazona.
Es inaudito que desde el 15 de abril de 1939, fecha señalada por que todavía salía humo por las armas de la guerra, el castigo de la venganza de los vencedores sometiera a los habitantes de Tarazona con una medida tan cruel como la de quitarles el agua para dársela a otros; quizás eran los aliados de la contienda o los vínculos familiares del ministro José Luis de Arrese con Navarra o el oportunismo aprovechado de pueblos que, aún estando fuera de la cuenca del Queiles, aspiraban a sueños sólo alcanzables a río revuelto.
Hubo resistencia en la ciudad de Tarazona. La oposición fue tal que los encargados de levantar las actas de expropiación dijeron que sufrieron el calvario por las vejaciones que muchos de ellos sufrieron por los propietarios de las fincas y eso ocurría en presencia de la Guardia Civil y del Gobernador.
El pesimismo se vivía en Aragón, no se veía con buenos ojos que se redujese su caudal de agua de riego. Los agricultores rechazaron de plano cualquier concesión y llevaron a cabo una oposición frontal mediante los medios que permitía el Estado franquista. Sabían que cualquier oposición política a los planes del Gobierno era impensable por las consecuencias que podían acarrear, pero la oposición pública aragonesa, no sólo la turiasonense, comienzó a expresar su malestar.
Para los desconocedores de la magna obra, del benefactor ministro falangista, decir que el agua del Queiles sale de la cuenca, forzada de su cauce, y llega a cruzar el río Ebro. Aquel hecho ha sido un sueño para unos, para los locales una pesadilla. Así me cuenta mi padre las calamidades que sufría mi abuelo y otros para regar unos surcos de patatas que le aseguraban comer casi todo el año mientras los pueblos de la Ribera de Navarra crecían con el líquido que vemos pasar delante de nuestras narices con impotencia. Son muchas las peripecias y avatares de los turiasonenses para asegurar y administrar el caudal vital disponible. A veces, en contraste con la hermosa surgencia que le hace gala de grandeza, la dura sequía que muestra este río ha provocado enfrentamientos de intereses muy duros. El embalse de El Val prometía ser la solución de los abastecimientos de boca pero la contaminación lo anula; hoy, se busca una oportunidad de negocio con este embalse y se ofrece a multinacionales y banqueros que justificarán un recibo en euros a cambio de castillos en el aire.
Pero los años pasan y ahí seguimos los de Turiaso haciendo frente al trasvase mencionado. No conformados con aquel acto que la Memoria Histórica debería revertir, tenemos que emprender de nuevo la oposición más frontal, y ahora es Democracia, al Gobierno de Navarra que tiene en información pública un Plan Director para satisfacer el uso urbano de agua a sus pueblos y que aspira a aumentar el caudal que detrae del río Queiles. Señoras y señores, los pueblos que quieren más agua, se suministran del Canal de Lodosa, del Canal Imperial, del Ebro, de pozos y próximamente del Canal de Navarra; consumen la media de 370 L/hab/día, Buñuel 1007,15 y quieren más del Queiles.
Hago un llamamiento a nuestros gobernantes de Aragón. Toc,toc, ¿hay alguien? Por si alguno me oye...que tenemos unas alegaciones para defender el agua de Aragón y los pueblos de Aragón perjudicados; si quiere firmar es fácil, se den una vueltecica por Tarazona.
Esta es la alegación que se puede descargar:
Esta es la alegación que se puede descargar:
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