martes, 24 de septiembre de 2024

ZARAGOZA Y SUS AGUAS

Con motivo de la concentración a la que la Asociación Naturalista Aragonesa invita a participar este próximo domingo día 29, merece la pena repasar aunque sea muy someramente la realidad del agua que rodea y de que se nutre la ciudad de Zaragoza.


Tanto la depuración de las aguas de Zaragoza como su propio abastecimiento son asuntos que después de 31 años de funcionamiento de la depuradora de la Cartuja, aun no están suficientemente claros. La actividad industrial de 20 poligonos con cientos de empresas, supone una tercera parte de los vertidos de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de La Cartuja cuyo diseño no contemplaba vertidos industriales. A eso hay que añadir los restos de la actividad agro-ganadera, con su porción de nitratos y pesticidas que llegan desde Navarra y las Cinco Villas, aguas arriba de Zaragoza. 

En el aspecto del abastecimiento, las demandas han variado en todo este tiempo enfrentándonos en la actualidad a nuevos usuarios como el proyecto complejo agroindustrial de Villamayor, los centros de datos de Plaza (superior a los 2 hm3/año) o las demandas esperables para los proyectos de fabricación de hidrógeno que sin duda, pueden repercutir en el agua de los tres ríos que dieron origen al asentamiento de la ciudad de Zaragoza al que en el siglo XVIII se añadiría el Canal Imperial de Aragón.

Cuando Europa solo recicla el 11,45%.de los materiales que utiliza, el mundo apenas el 9% del plástico que fabrica y la generación de residuos electrónicos aumenta cinco veces más deprisa que su reciclaje, algo no se está haciendo ni medianamente bien en este modelo tecno-dependiente.  En este marco general, la atmósfera, los suelos y las masas de agua acaban siendo los sumideros de estos desechos. 

Muchos de los ríos en el mundo agonizan lentamente ante la pasividad de la sociedad e incluso Zaragoza, es un caso que debería preocupar mucho más a administraciones y administrados. 

Río Huerva en Zaragoza.

El río Huerva, ha padecido los efectos del proceso industrial de los años 60 y 80 tanto en la ciudad como de las poblaciones aguas arriba de Zaragoza. Los sedimentos del río contienen una gran acumulación de metales pesados y solo cabe esperar que décadas  de lavados continuos de sus aguas, vayan eliminando ésta concentración, arrastrándolos al Ebro y al mar. 

La rica fauna piscícola de los años 40, los cangrejos autóctonos y las zonas de baño ya son solo un recuerdo en la memoria histórica de los zaragozanos. Cierto es que el proceso de renaturalización/urbanización en curso, el río va a mejorar su aspecto aunque seguirá constando en la lista de los ríos más contaminados de la cuenca. 

En puridad, la actuación renaturalizadora, para ser fiel a esta denominación, debería contemplar la integridad del cauce, al menos desde Cuarte hasta su desembocadura. Se trata de una actuación compleja en la que habría que ser especialmente cuidadosos con el tratamiento de especies vegetales invasoras  que junto a las autóctonas, en zonas de fuerte pendiente, posibilitan la estabilidad de las laderas, todo ello sin perjudicar el refugio climático que supone la masa de vegetación existente. También esta actuación debería ponerse al servicio del río y su biodiversidad lejos de las cualquier aspiración exclusivamente urbanizadora. 

Situación del río Gállego. 

En estas últimas décadas, los servicios de Medio Natural del Ayuntamiento, han recuperado en buena medida la vegetación de ribera en todo el término municipal de Zaragoza. Puede que algunas especies no sean las más adecuadas, pero en términos generales, ha supuesto un avance considerable en la naturalidad del entorno.

A nivel de vertidos, los residuos que durante más de ciento cincuenta años expulsado la Montañanesa a seis kilómetros hasta  su desembocadura, condicionan el buen estado ecológico de las aguas del Gállego. El  colector de salida de la fábrica, emite unos cuatrocientos litros por segundo, de aguas oscuras a temperaturas que pueden alcanzar los 35 grados en la zona de contacto del colector con el río.

Vertido de La Montañanesa al Gállego

A esta realidad habría que añadir, el lindano procedente de Sabiñánigo desde 1975 hasta su cierre que depositó 7000 toneladas anuales de compuestos altamente tóxicos. A falta de un estudio epidemologico entre las poblaciones ribereñas, habría que considerar las afecciones de las industrias cárnicas de Zuera. 

Hay que valorar que las reivindicaciones ecologistas de Ecofontaneros y Greenpeace pusieron en la actualidad estas realidades y es preciso continuar ese camino de concienciación cívica. 

Situación del río Ebro en Zaragoza. 

Se constata que apenas unas pocas industrias del término municipal de Zaragoza cuentan con instalaciones depuradoras propias y eso es buena parte de las razones por las que la EDAR de La Cartuja, tal como reconoce la empresa adjudicataria, resulte ineficiente. 

En su labor controladora de la calidad de las aguas, la Confederación Hidrográfica, después de décadas de funcionamiento, ha exigido de una empresa  industrial química del polígono de Malpica la depuración de sus vertidos dado que su contenido en sulfatos interfiere gravemente en el funcionamiento de La Cartuja. 

Una empresa del barrio del Picarral tramita recientemente la construcción de una depuradora con gran contestación vecinal y de ello se infiere que desde el momento de su puesta en marcha los vertidos industriales han ido a a parar al Gállego sin mayores reparos físicos ni administrativos.

Es conocido que cuando el nivel del Ebro alcanza los 2 metros de altura, las aguas residuales de los 150.000 vecinos de la margen izquierda se arrojan directamente al río, cosa que viene a suceder aproximadamente uno de los doce meses del año.

En esta marco de realidades, las administraciones deberían ser especialmente cautelosas con las nuevas instalaciones previstas en el entorno del río, como la de Piensos Costa en Villamayor con un nuevo matadero de porcino que sacrificará 12.000 cerdos diarios y sobre la que sería imprescindible conocer las particularidades de su funcionamiento. Las actualizaciones necesarias a implementar en la EDAR de La Cartuja servirán de poco si los vertidos de las industrias de su entorno no llegan a su entrada en condiciones similares a las de un vertido urbano.  

Estado del Canal Imperial.

El nivel se salinidad, nitratos y materia orgánica desaconsejan su uso  como agua de boca. Por ello sea hace necesario, para alcanzar el óptimo estado del abastecimiento de Zaragoza, minorizar el uso de esta fuente en beneficio del polígono de riego de Bardenas que se nutre con agua del Río Aragón. Respecto a su valor como corredor de biodiversidad salta a la vista la necesidad de que tanto la Junta del Canal como el propio Ayuntamiento de Zaragoza acometan con mayor decisión y eficacia las labores de mantenimiento de este cauce de agua. 

Prioridad de actuaciones y participación ciudadana.

Por ser justos con la realidad del agua de Zaragoza hay que decir que la ciudad cuenta, hoy por hoy, con un servicio de abastecimiento de buena calidad que no justificaría el uso masivo de agua embotellada se observa, por contra el lamentable estado de las depuradoras de la ciudad, superados sus periodos de vida útil, harían necesario mayores inversiones de las que se realizan. Alargar hasta 2030 la concesión de la EDAR de La Cartuja, en nuestra opinión, no es ningún acierto. Se trata de una instalación obsoleta e ineficiente que se confía mantener en activo con la financiación del Gobierno Central mientras la atención de la población de Zaragoza parece más atenta a la construcción de un nuevo estadio de futbol que a la calidad de su abastecimiento de agua o la de sus vertidos cuya calidad hará del Ebro un río vivo al que le queda la mitad de su trayecto para alcanzar el mar o un cauce moribundo que atraviesa el norte de una península que el tiempo y la historia bautizó con su nombre. 

Zaragoza tiene mucho que pensar, también en materia de agua. 


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