Los trabajadores de la Estación Depuradora de La Cartuja informan de su movilización laboral ante la negativa gestión de recursos humanos de la multinacional VEOLIA. Por eso pudimos verlos ante el Ayuntamiento y en la Plaza de España reclamando sus derechos.
Su reivindicación se dirige a la dirección de la empresa, centralizada en Madrid, como tantas otras que realizan su actividad en Aragón y prefieren localizarse en la capital del reino. Aún habiendo firmado un acuerdo en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje, se sigue pendiente de la negociación del convenio colectivo agotado desde el año 2020.
Aduce VEOLIA que no puede negociar con la parte social al no saber en qué sección de la empresa van a englobar a la plantilla de La Cartuja. Sorprende a los trabajadores y seguramente a quienes lean esta entrada, la laxitud de una empresa de gestión pública a la hora de cumplir la legislación laboral. Dos años sin renovación del convenio colectivo, sin duda es una falta de consideración y un fallo en la gestión que dice mucho en contra del modelo "publico-privado" que se aplica en la gestión de los servicios públicos.
Coincidimos con los trabajadores en la valoración de que una empresa como VEOLIA que, con mucha probabilidad, aspira a seguir gestionando la EDAR de La Cartuja, por pura responsabilidad social y empresarial debería obligarse a cumplir unos mínimos éticos con sus trabajadores. Y de forma subsidiaria, el ayuntamiento de la ciudad, desde la responsabilidad que le compete de velar por la adecuada gestión de los servicios a sus vecinos, debería tomar nota del comportamiento abusivo que esta empresa está teniendo con sus trabajadores.
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