La Comisión del Agua se ha reunido el 25 de octubre en el Salón Goya de la sede del gobierno aragonés con dos puntos en el orden del día: el informe a la revisión del Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración (PASD) y el previo a la declaración de interés autonómico de las obras de restauración fluvial y mejoras de habitas contempladas en la estrategia Ebro Resilience.
En algunos aspectos podría creerse que, aunque lentamente, los planteamientos de desde los colectivos ecologistas y medioambientalistas parecen calar en el discurso de la administración. En este sentido hay que valorar positivamente cuanto se está avanzando en las iniciativas de protección de inundaciones y restauración fluvial en el tramo medio del Ebro.
Por contra, en lo referente al PASD se trata solo de un cambio en el lenguaje que se tiñe de verde y mantiene intacto, con ligeros matices, el modelo de depuración de la vieja política hidráulica. Posiblemente habrá quienes puedan calificar de fracaso el esfuerzo dedicado desde la Red de Agua Pública y la participación de tanta gente que ha creído en un cambio profundo en este modelo, sin embargo no estará de más valorar que es la suma de esfuerzos aparentemente vanos, lo que genera los cambios que serán más efectivos cuanto más personas trabajen por ello.
Esta es la valoración que nos merece esta revisión:
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