La creación de la Plataforma de Aguas del Moncayo trae a la actualidad una realidad que ha permanecido velada durante mucho tiempo y que es necesario contemplar en todos sus aspectos y matices.
Las dos vertientes del Moncayo han sido testigos de una explotación injusta de sus recursos hidráulicos. En la vertiente aragonesa en 1939, cuando todavía humeaban las armas de la guerra que condenó a media España a la victoria de la otra media, se consumó una grave agresión a los habitantes de Tarazona con una medida tan cruel como la de quitarles el agua para agradar al entonces gobernador de Malaga, José Luis Arrese. Por la voluntad de este jerarca del régimen genocida de Franco, el agua aceleró su paso y sembró la riqueza lejos de su cuenca natural.
Las dos vertientes del Moncayo han sido testigos de una explotación injusta de sus recursos hidráulicos. En la vertiente aragonesa en 1939, cuando todavía humeaban las armas de la guerra que condenó a media España a la victoria de la otra media, se consumó una grave agresión a los habitantes de Tarazona con una medida tan cruel como la de quitarles el agua para agradar al entonces gobernador de Malaga, José Luis Arrese. Por la voluntad de este jerarca del régimen genocida de Franco, el agua aceleró su paso y sembró la riqueza lejos de su cuenca natural.
Salvando distancias y matices, la vertiente soriana no ha sido ajena a la utilización interesada del agua del complejo acuífero del Moncayo.
Por iniciativa del grupo empresarial Revilla, hace 40 años, el agua de Beraton fue a parar a Ólvega, con apoyo del Ayuntamiento y de La Confederación, Hidrográfica del Duero destruyendo el ecosistema del mismo. En aquel momento también hubo un intento de llevarse el Rio Molinos de la Dehesa de Cueva de Agreda, pero un recurso ante el Tribunal Supremo lo impidió.
40 años después se repite el intento. Nadie duda de que las empresas de Emiliano Revilla han dado un gran impulso a la industria de Olvega, pero con el Moncayo y sus valores naturales se han comportado como verdaderos depredadores con la aquiescencia de las administraciones públicas.
Conviene conocer la realidad de la parte alta del Moncayo. Cueva de Agreda y Beraton se encuentran en un altiplano de 15 Km. cuadrados sobre los 1300m. de altitud, en la que se desarrolla un karst importante tanto de superficie (campos de lapiaces ) como subterráneo (simas de tamaño considerable). Este karst da lugar a un acuífero muy importante que tiene una singularidad geológica destacable: el valle de Araviana es una cuenca karstica con drenaje subterráneo hacia el nacedero del Queiles en Vozmediano, que pertenece a la cuenca del Ebro, mientras que desagua en superficie hacia el Duero por el Estrecho de Araviana, entre Ólvega y Noviercas. De ahi la famosa frase de nuestros antepasados (Moncayo traidor que haces pobre a Castilla y rico a Aragon)
La fragilidad de esta realidad geológica obliga a una extrema precaución a la hora de plantear sus aprovechamientos y de ahí la necesidad de someter a un riguroso estudio los proyectos de aprovechamiento de agua subterránea que el grupo Revilla está tratando de llevar a cabo.
Primero se hablaba de un pozo de 190 metros de profundidad en el Araviana para la vaquería de Noviercas a pesar de que en principio se dijo que la cogerían del Duero. Después solicitó perforar en Ólvega. En esta localidad existen ya un buen numero de pozos junto a otro buen número de perforaciones ilegales.
Estos aprovechamientos han generado un descenso del nivel freático de 100 mts. en la parte alta del Moncayo y de 50 mts. en la propia en Ólvega. Sirve como ejemplo el hecho de que la fuente natural central del pueblo, de toda la vida, se ha secado o la disminución de caudal del Pozo del Tío Román en el rio Araviana que había sido una zona de baño tradicional.
En Cueva de Agreda, según consta en la Junta de Riego, durante los últimos 80 años ha disminuido el agua del Moncayo en un 70%, al desaparecer las grandes nevadas, deshielos y lluvias. Ello nos debe convencer de que el agua es un bien escaso, y que se ha de hacer un consumo racional del la misma.
Se esta empezando a hablar de "GUERRA DEL AGUA". Parece que algunos grupos pretenden obtener las concesiones de agua ante un futuro incierto y asegurar un negocio que se atisba lucrativo aprovechando el marco legal que permite el mercado de las concesiones.
En este enfrentamiento de intereses, Tarazona no puede quedar ajena. Mas pronto que tarde tendrá que pensar en utilizar el Embalse del Val para su abastecimiento y eso pasa , necesariamente por preocuparse de cómo se tratan las aguas subterráneas de la parte alta del Moncayo y los vertidos industriales que Ólvega manda a través del Cañón del Val de fabricas como DESTILLER que recibe cientos de camiones al año para reciclar productos químicos, barnices y pinturas. A esta empresa hay que añadir las instalaciones de SAIONA y la farmacéutica CINFA que por su producción necesitan mucha agua.
Hay que considerar que Ólvega vierte mas de 3000.000 de litros al día de lodos industriales a la depuradora conjunta de Agreda que no esta preparada para este trabajo y que repercute directamente en la contaminación del pantano.
A esta situación hay que añadir la realidad de una agroganadería industrial que genera proliferación de granjas, macro granjas, purines y nitratos que contaminan las aguas subterráneas y condenan a las próximas generaciones de habitantes del Moncayo a un futuro incierto.
A mayor abundamiento, las explotaciones mineras de Borobia (en constante expansión) a cielo abierto que alteran la geomorfología del terreno, el panorama no puede ser menos halagüeño.
Todo ello nos obliga a buscar una via de consenso social que apueste por una gestión equilibrada de los espacios naturales y del agua que esconde nuestros suelo.
Por iniciativa del grupo empresarial Revilla, hace 40 años, el agua de Beraton fue a parar a Ólvega, con apoyo del Ayuntamiento y de La Confederación, Hidrográfica del Duero destruyendo el ecosistema del mismo. En aquel momento también hubo un intento de llevarse el Rio Molinos de la Dehesa de Cueva de Agreda, pero un recurso ante el Tribunal Supremo lo impidió.
40 años después se repite el intento. Nadie duda de que las empresas de Emiliano Revilla han dado un gran impulso a la industria de Olvega, pero con el Moncayo y sus valores naturales se han comportado como verdaderos depredadores con la aquiescencia de las administraciones públicas.
Conviene conocer la realidad de la parte alta del Moncayo. Cueva de Agreda y Beraton se encuentran en un altiplano de 15 Km. cuadrados sobre los 1300m. de altitud, en la que se desarrolla un karst importante tanto de superficie (campos de lapiaces ) como subterráneo (simas de tamaño considerable). Este karst da lugar a un acuífero muy importante que tiene una singularidad geológica destacable: el valle de Araviana es una cuenca karstica con drenaje subterráneo hacia el nacedero del Queiles en Vozmediano, que pertenece a la cuenca del Ebro, mientras que desagua en superficie hacia el Duero por el Estrecho de Araviana, entre Ólvega y Noviercas. De ahi la famosa frase de nuestros antepasados (Moncayo traidor que haces pobre a Castilla y rico a Aragon)
La fragilidad de esta realidad geológica obliga a una extrema precaución a la hora de plantear sus aprovechamientos y de ahí la necesidad de someter a un riguroso estudio los proyectos de aprovechamiento de agua subterránea que el grupo Revilla está tratando de llevar a cabo.
Primero se hablaba de un pozo de 190 metros de profundidad en el Araviana para la vaquería de Noviercas a pesar de que en principio se dijo que la cogerían del Duero. Después solicitó perforar en Ólvega. En esta localidad existen ya un buen numero de pozos junto a otro buen número de perforaciones ilegales.
Estos aprovechamientos han generado un descenso del nivel freático de 100 mts. en la parte alta del Moncayo y de 50 mts. en la propia en Ólvega. Sirve como ejemplo el hecho de que la fuente natural central del pueblo, de toda la vida, se ha secado o la disminución de caudal del Pozo del Tío Román en el rio Araviana que había sido una zona de baño tradicional.
En Cueva de Agreda, según consta en la Junta de Riego, durante los últimos 80 años ha disminuido el agua del Moncayo en un 70%, al desaparecer las grandes nevadas, deshielos y lluvias. Ello nos debe convencer de que el agua es un bien escaso, y que se ha de hacer un consumo racional del la misma.
Se esta empezando a hablar de "GUERRA DEL AGUA". Parece que algunos grupos pretenden obtener las concesiones de agua ante un futuro incierto y asegurar un negocio que se atisba lucrativo aprovechando el marco legal que permite el mercado de las concesiones.
En este enfrentamiento de intereses, Tarazona no puede quedar ajena. Mas pronto que tarde tendrá que pensar en utilizar el Embalse del Val para su abastecimiento y eso pasa , necesariamente por preocuparse de cómo se tratan las aguas subterráneas de la parte alta del Moncayo y los vertidos industriales que Ólvega manda a través del Cañón del Val de fabricas como DESTILLER que recibe cientos de camiones al año para reciclar productos químicos, barnices y pinturas. A esta empresa hay que añadir las instalaciones de SAIONA y la farmacéutica CINFA que por su producción necesitan mucha agua.
Hay que considerar que Ólvega vierte mas de 3000.000 de litros al día de lodos industriales a la depuradora conjunta de Agreda que no esta preparada para este trabajo y que repercute directamente en la contaminación del pantano.
A esta situación hay que añadir la realidad de una agroganadería industrial que genera proliferación de granjas, macro granjas, purines y nitratos que contaminan las aguas subterráneas y condenan a las próximas generaciones de habitantes del Moncayo a un futuro incierto.
A mayor abundamiento, las explotaciones mineras de Borobia (en constante expansión) a cielo abierto que alteran la geomorfología del terreno, el panorama no puede ser menos halagüeño.
Todo ello nos obliga a buscar una via de consenso social que apueste por una gestión equilibrada de los espacios naturales y del agua que esconde nuestros suelo.
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