La ciudad de Terrassa ha puesto rumbo, y parece que sin retorno, a la municipalización del agua. De este modo, pasará de encontrarse bajo el control del actual gestor, la empresa privada Mina d’Aigües, y que ha asumido el servicio desde hace 75 años, a estar bajo el paraguas del ayuntamiento a través de una empresa pública.
El pleno aprobó este jueves poner fin a esta historia en pro, según aseguran sus promotores, de una gestión más transparente y eficiente. Se trata de la primera gran ciudad catalana (215.000 habitantes) que aprueba la remunicipalización de este servicio básico en las últimos décadas.
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