miércoles, 14 de junio de 2023

MULARROYA, DOÑANA Y MÁS

La actualidad nos trae cada día un verdadero tropel de noticias que a veces pueden entenderse mejor si se relacionan aunque en principio, pueda pensarse que por distancia o temática puedan no tener mucho que ver. Si se piensa un poco en global, nos podemos dar cuenta que, como los árboles de la película Avatar, tanto las ideas de explotación irracional como la concepción humanista de la vida y las relaciones humanas, se interrelacionan y esa red de energías e ideas escriben cada día el relato, a menudo contradictorio, por el que se rige nuestra sociedad.

Mientras el acuífero de Doñana y la amenaza de la Ley de Regadíos de la Junta de Andalucía, impulsada desde la extrema derecha andaluza, con el Consejo del parque nacional en contra, centra el debate político y ocupa los titulares, en Aragón, sin ir más lejos se percibe la amenaza de la sequía derivada de la actividad del ser humano. 


A poco menos de una hora de Zaragoza, en Paracuellos de la Ribera, en la Comunidad de Calatayud, se ha visto como las obras para hacer realidad la ilegalidad del embalse de Mularroya han afectado a los acuíferos y manantiales que surten de agua a esta población de 130 habitantes y a otros municipios de la zona. 

Esta es una larga historia que este blog ha hecho todo lo posible por seguir desde la identificación con los colectivos que se oponen a la irracionalidad hidráulica que supone abandonar a su suerte a una parte de la provincia de Zaragoza para favorecer el negocio de la agricultura industrial de sus vecinos que, como en el caso de Doñana, acostumbran a enarbolar los iconos de una agricultura extinta para convertir en negocio un bien demanial como es el agua.

Pero como no hay dos sin tres, vemos también como la Emergencia Climática llama a las puertas de la actualidad a través de este MANIFIESTO CIENTÍFICO que se difunde en un momento especialmente sensible en el que los representantes públicos que salgan de las urnas a fines del próximo mes deberán administrar los activos sociales, económicos y medioambientales de los que Doñana y Mularroya son dos ejemplos trascendentes. Si esa gestión se hace de espalda a la naturaleza y al derecho de las personas y las comunidades, no haremos sino ahondar el grave problema de insostenibilidad social y medioambiental que hace muchos años se conoce y otros tantos se ignora. 

Tal como dice el manifiesto, nos enfrentamos a uno de los mayores retos de la historia de la humanidad, por su magnitud y dimensión global, pero también a una oportunidad para mejorar la sociedad, hacerla más justa y sostenible y mejorar la calidad de vida de todas las personas que habitamos el planeta Tierra. 

Quienes hacen ciencia tienen claro que para conseguir los objetivos climáticos, y de desarrollo sostenible en general, es urgente cambiar, intensificar la ambición de las políticas climáticas y liderar la transición a un modo de vida y una sociedad de emisiones cero y más resiliente al cambio climático. Una mitigación climática ambiciosa y efectiva requiere coordinación entre el gobierno y el resto de la sociedad. Los gobiernos en España, central, autonómicos y municipales, han comenzado a actuar para mitigar los efectos de la crisis climática y tienen la capacidad de facilitar la transformación estructural necesaria  para hacerle frente, pero no se está avanzando tan rápido como demanda la situación. 

Por eso y, precisamente por el escenario electoral en que estamos, se debe interpelar directamente a quienes lideran los partidos políticos para que hagan suyas estas demandas por el bien de toda la ciudadanía. 



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