Esta guerra ya tenía otro frente abierto en el municipio de Cueva de Agreda del que se ha solicitado una nueva captación de agua del río Molinos, hacia la industria de Ólvega que es la causante en buena medida, de la contaminación del Embalse del Val del que también se habla en el Plan Director de Navarra.
Si a esta triste realidad compartida por tres comunidades autónomas, se añade el polémico proyecto de macroganadería en Noviercas el panorama se pone de color gris marengo tirando a negro.
Algo no están haciendo ni medianamente bien los organismos de cuenca del Ebro y el Duero cuando no son capaces de garantizar el buen estado de las masas de agua de su competencia. Para un observador cualquiera da toda la sensación, por mucho que se cambie de responsables, que la administración pública está al servicio de los intereses de las mismas oligarquías que ya en 1939 monopolizaron el aguda del Queiles.
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