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Fabara, un no tan pequeño, pequeño pueblo de la Comarca Bajo Aragón-Caspe, ha dado un ejemplo de eficacia y sensatez al Gobierno de Aragón. El pueblo Construyó su depuradora extensiva con sus propios medios y la mantiene igualmente.
La depuradora es respetuosa con el entorno. Este caso ha despertado mucho interés en varias universidades y ciudades extranjeras que quieren copiar el modelo. Es la prueba de que la depuración puede sufragarse por los propios vecinos, sin acudir a un impuesto a los zaragozanos y por un costo mucho menor.
Aunque esta línea parece ser también ahora la del Gobierno Aragonés cuando dice que “sería recomendable, por prudencia financiera, revisar la oportunidad de la ejecución del PID en la forma planteada” y que los costes “serán sustancialmente inferiores al descartar el Gobierno su ejecución mediante el sistema de concesión de obra pública”, el IAA no apuesta por esta forma de depuración y mantiene, con los hechos, el modelo que manifiesta cambiar, con las palabras.
El alcalde de Fabara, en las filas del PSOE y con una larga tradición en la política aragonesa, anuncia la voluntad de su ayuntamiento de insumisión al pago de este impuesto que califica de insolidario y que debería de obligar a la ciudadanía aragonesa a una revisión profunda del Plan de Saneamiento.
En el transcurso del debate se puso de manifiesto que el hecho de pasar al cobro, los recibos en Zaragoza y hacerlo por barrios para evitar el enfado conjunto, es sintomático de que la intención es diferente a las palabras. Más cuando los primeros pasos de la campaña contra el cobro del ICA han sido respondidos por Gobierno de Aragón y su consejero Olona, con una operación propagandística en los medios, para la que se ha dispuesto de una partida de 100.000 euros -pagada por los aragoneses- en la que apelando a la “solidaridad” nos requieren a pagar este impuesto, pues no hacerlo condenaría a todo Aragón a no disponer de aguas limpias y depuradas.
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