(Articulo de Mariano Mérida)
Este espacio de dialogo lleva ya muchos años
de andadura y el esfuerzo que muchas personas han puesto, llenando la sala con
capacidad de 150 personas en los dos días de Jornadas, en participar y
colaborar, es motivo de felicitación para todos y aún más cuando estos temas son
polémicos y complejos de solucionar. Esta felicitación es especial para la
Fundación Joaquin Roncal y los medios de comunicación que nos han ayudado en la
convocatoria y extensión de las propuestas.
Desde el año 1946 hasta la actualidad ha
habido 60 inundaciones de más de 2000 m3. Una media de una inundación en poco
más de un año demuestra que las inundaciones no son la excepción sino que es la
norma en el Valle medio del Ebro. Por ello si bien excepcionalmente habrá que
hacer obras de emergencia cuando las ocasiones lo requieran, tenemos que
desarrollar los proyectos que fija el Plan Ambiental del Ebro que inicialmente se redactó en
2005 y que debe ser debidamente actualizado y consensuado.
Y de ello son responsables los que dirigieron
la CHE en las décadas posteriores a los años 40. En unos casos por favorecer
que pequeños agricultores, hijos de la necesidad, pudiesen trabajar las problemáticas tierras próximas
al cauce del río, pero en otros por la acaparación de familias poderosas e
influyentes que se hicieron con grandes lotes de tierras arrasando con una buena parte de los sotos de ribera. Todo ello se quiso asegurar con la
construcción de motas que daban aparente seguridad a las tierras de cultivo pero,
que entre otros aspectos, llevó más inseguridad a los núcleos habitados dado que el río no tenía
en la proximidad de estos, los
espacios de desagüe que anteriormente tenía. Donde antes había 400 metros de
anchura de cauce ahora solo hay
200. Se han hecho cortas de meandros y la velocidad del agua en las avenidas es
mayor.
A ello se une el papel de laminación de los
embalses. Si bien es cierto que disminuyen las puntas de las crecidas, estas
tienden a que se mantengan durante mayor tiempo. Ello hace que se llenen los
freáticos y la presión de las
aguas, constreñidas por las motas, sobre el fondo y laterales del cauce invadan
las tierras de cultivo más próximas que se anegan días y, en ocasiones, hasta
semanas. Esta tierras son la seguridad de las que se encuentran más alejadas ,
que se cubrirían igualmente con las aguas de no existir las motas. ¿No habría
una corresponsabilidad compartida para sufragar los daños?
Para los daños sufridos en las riadas del 2015
las administraciones, solo en Aragón, han invertido más de 100 millones de
euros. Si ello hubiera sido pagado por los aragoneses hubiera supuesto casi 400 euros por cada familia aragonesa Estas políticas no
tienen ninguna sostenibilidad. Parte de ese dinero se ha dedicado a la seguridad
de las poblaciones y nos parecen
totalmente necesarias pero
insuficientes.
Después de las avenidas del 2003, 2007, 2010,
2013 y 2015 ha habido tiempo suficiente
para no realizar obras de emergencias sino el haber desarrollado proyectos,
previamente redactados y consensuados. Las obras realizadas, positivas en
algunos aspectos, no dan la necesaria seguridad y aún a sabiendas que para grandes avenidas la protección es
imposible.
Se han hecho cauces de alivio, reforzado
motas, se han rebajado en otras. Ningún ponente del grupo de los expertos o con
responsabilidad institucional mencionó una política de dragados. Pero desde
nuestro punto de vista falta lo fundamental que es el retranqueo de motas. En
las Jornadas, expusimos un bosquejo de actuaciones que en absoluto defendemos
sean las que se tengan que hacer en la práctica, pero poníamos de ejemplo que
con un retranqueo que suponía tomar en total 100 has de cultivo en Novillas,
Pradilla, Boquiñeni y Cabañas
doblamos la anchura del cauce y en algunos casos, como el cuello de botella
entre Pradilla y Boquiñeni se
cuadruplicaba. Nos va a salir más barato la compra de esas tierras que
continuas obras de reparación.
Comentamos también el papel de las carreteras
e infraestructuras perpendiculares al cauce que llegan y salen de las
poblaciones ribereñas. Se han reforzado pero haciéndolas más impermeables al
paso del agua.
Desde Protección Civil se llamó
la atención en la falta de elaboración de planes de prevención de inundaciones
Comarcales.
Pensamos que la ponencia que sobre
Inundaciones se ha aprobado recientemente en la Comisión del Agua del Gobierno
de Aragón, tendría que tomar como aspecto preferente la defensa de las poblaciones y si es posible antes de fin de
año haber logrado un compromiso sobre futuros proyectos.
Esperemos a ver como responden las obras ya realizadas. Pero el
complemento de estos acuerdos es necesario para la mayor seguridad y tranquilidad
de los vecinos ribereños.
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