En 1993 entraba en funcionamiento la
depuradora de La Cartuja, la mayor de Aragón, y a partir de esa
fecha hasta el 2005 se construyeron decenas de instalaciones similares en las principales ciudades de Aragón con el apoyo masivo de fondos europeos.
En aquel momento se pensaban construir 270
depuradoras más para atender
especialmente a pequeñas
poblaciones y en particular para las situadas en las cabeceras de los ríos
pirenaicos, calificadas de zonas sensibles para la depuración de las aguas.
Las inversiones de construcción y
mantenimiento, en palabras del exconsejero Boné, superarían los mil millones de
euros y crearían miles de puestos de trabajo. El Instituto Aragonés del Agua (I. A. A. ),
creado en el 2001, sería el encargado de dirigir este proceso, previa renuncia de
los Ayuntamientos a sus competencias de saneamiento y la privatización progresiva de su
gestión. La excepción a esta idea eran unos pocos ayuntamientos, entre ello Teruel y la propia Zaragoza en la que se concentra la mitad de la población
aragonesa y por tanto una buena parte de la recaudación que debería sustentar este proyecto.
Se pretende obligar y condicionar
la forma de participación de los
Aytos aragoneses en el Plan, mediante dictamenes recogidos en la Ley de Aguas,
aprobada en los últimos meses y en la propia revisión del Plan de Saneamiento
que como conclusión final daría todo el poder al IAA eliminando toda la autonomía
local sobre el saneamiento e “invitando” a que el abastecimiento también se
cediera para su ulterior privatización.
Económicamente este Plan se sustenta en el
pago del Impuesto de Contaminación del Agua, el ICA, que desde su implantación
se ha multiplicado varias veces. Debido a los altos pagos a las empresas
concesionarias, (diez veces mayor que en las comunidades vecinas de La Rioja Y
Navarra) el Plan ha evidenciado su estrepitoso fracaso que acumula en un solo año más de 12
millones de déficit.
La causa fundamental
es que las depuradoras se
han sobredimensionado de forma incomprensible. En términos absolutos la capacidad de depuración es el doble de lo necesario. A esto hay que añadir que las tecnologías escogidas para el funcionamiento son caras y que se obvian procesos más ajustados al tamaño de las poblaciones.
Algunos alcaldes, cuando objetaban al elevado
precio de construcción y mantenimiento de sus depuradoras, recibían, como respuesta de I. A. A., que lo pagos
se costearían entre todos los aragoneses. En este tiempo el Impuesto ha seguido subiendo y se proyecta que vuelva a hacerlo un 7,5% en 2017.
A pesar de la falta de transparencia e información de que el I.A.A. ha hecho gala estos años en que hemos solicitado la información a la que tenemos derecho, podemos saber que las últimas depuradoras licitadas en cinco
localidades del alto Matarraña, se han ofertado por más de 40 millones de euros.
Esto supone un pago de dos millones al año de amortización para los 20 años del
convenio. Teniendo en cuenta que hay 4400 vecinos supone un coste de 1800 euros
al año para una familia de 4 miembros. Esto solo para la parte del recibo de
depuración. ¿Como se prevé la financiación de este plan?. No solo los habitantes Valderobles, Beceite, Cretas, La Fresneda o Tastavins , en aras a una más que discutible "SOLIDARIDAD" los vecinos de
Huesca, Barbastro, Jaca ….y, sobre todo Zaragoza, serán quienes sustenten el sistema. Para ello la herramienta es el I.C.A. que a partir del
2016 obligará a un sustancial aumento del recibo del agua de todos los aragoneses.
Ahora mismo hay poblaciones que ya pagan este impuesto y resulta curioso comparar los costes de depuración con la cantidad recaudada por el Impuesto. Así a Huesca le
cuesta depurar 1,1 millones € y paga 3,8 en concepto de I.C.A. Aunque solo pague ya el mantenimiento de la depuradora, está pasando a la caja común del I. A. A. 2,7 millones al año. En el caso de
Barbastro los costes de depuración son de
0,3 millones y paga 1,1. Casi cuatro veces más de lo que le cuesta
depurar.
En la entrada anterior de este blog se muestras estos datos con mayor detalle.
Pero el aspecto más grave de todo este proceso lo representan los 140 millones de euros que, en un principio iban a ser destinados a la construcción de las depuradoras del
Pirineo y que concedió el Gobierno Central dentro del Plan Nacional de Mejora
de Calidad de Aguas entre 2007-2015.
Las depuradoras no se han construido y en la
página 98 del informe de la
actualización del Plan Aragonés de Aragón no se dedica una sola línea a como se han invertido esta, más que importante cantidad de millones. Sencillamente,.... no
existen. A pesar de ello la Fiscalía Aragonesa no se ha hecho eco de las peticiones que se le han hecho para que investigue este llamativo desfase.
Las subvenciones que I. A. A. ha concedido entre 2007 y 2013 recogen partidas dedicadas al
ciclo del agua en determinados ayuntamientos aunque nunca para la construcción de
depuradoras y, según nuestros cálculos, esta inversiones no alcanzan los 30 millones y si en cambio aparecen ayudas a
grandes empresas que han llevado adelante procesos de depuración cuando estas
empresas tienen millones de euros de beneficio al año.
¿HAY ALTERNATIVAS A LA SITUACIÓN
ACTUAL?
La primera medida que le vamos a pedir al gobierno recientemente constituido
es que se realice una auditoría con una comisión de seguimiento donde participe
la sociedad civil con destacada presencia de juristas, economistas y expertos
en temas de servicios urbanos del agua.
La segunda medida es estudiar alternativas al propio I. A. A. que se ha mostrado falto de
transparencia y con la clara vocación de servir
al beneficio privado en vez de buscar el interés general.
Paralelamente habrá que diseñar un nuevo Plan de Depuración y modificar una Ley de Aguas que en
varios artículos trataba de blindar el papel del I. A. A. en el afán de quitar
competencias y emponderamientos a los Aytos aragoneses.
Y por último señalar que estamos por la
solidaridad entre todos los Ayuntamientos. Aragón debe ser un proyecto común de todos sus habitantes. Pero para ello, previamente, hay que conocer, el estado de las
cuentas y el funcionamiento real de las
depuradoras. Nuestro interés no es otro que el de legar a las generaciones venideras los ríos aragoneses y la gestión de sus aguas en el mayor estado de calidad posible.
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