domingo, 19 de octubre de 2025

JORNADAS DE AGUA

Desde la RAPA se organizan estas Jornadas de Agua para dar cabida a pensar en común sobre la situación actual de este bien público que salta a la actualidad de vez en cuando por su exceso o escasez. No solo en tiempos de sequía o de riada el agua debería estar en la mente y el corazón de todos. 

Zaragoza, plantada entre tres ríos, debiera ser especialmente consciente del valor del agua incluso mucho más allá del de bien de consumo. 


La evidente y difusa frontera que siempre divide el mundo entre países desarrollados y por desarrollar, entre ricos y pobres, en definitiva, ha establecido grandes diferencias en los modelos de gobernanza que rigen la convivencia humana. Esto repercute en la forma de explotación de los recursos naturales que condiciona la forma de vida de los pueblos. Y el agua es el símbolo por excelencia. 

Tal como dice J. Araujo, somos "agua que piensa" por eso la gobernanza del agua está vinculada a la del pensamiento y sentimiento humano que, sometido al péndulo de la historia, lo mismo abraza  la democracia que añora el autoritarismo.

Cuando  se mira hacia el alma del planeta la equidad sigue estando lejos, muy lejos. A diario vemos como los Derechos Humanos, también los relacionados con el agua, son más un sueño que una realidad. Tal como se ha visto en Palestina, el agua es arma de guerra y herramienta de sometimiento en este mundo globalizado en el que las fronteras están también en la NUBE. Se diría que la frontera entre ricos y pobres se ha evaporado de la geografía física y de la modernidad liquida y ha alcanzado ya la pos-modernidad gaseosa.

Aunque haya quienes crean que por residir en el sector del planeta auto-definido como desarrollado todo está consolidado y que la sociedad del bienestar impregna la vida cotidiana ahora y para siempre, esto no es así. Esta falsa seguridad puede desembocar en la justificación de nuevos autoritarismos. Nunca nada es estable y en el fluir de la historia nada se puede considerar definitivo ni permanente. De ahí la necesidad de debatir, de dialogar y compartir qué está pasando con la gobernanza del agua desde el planeta como referencia global y en nuestra C.A. como escenario familiar y cercano.

La actualidad inmediata trae del recuerdo la DIGNIDAD que a principio de siglo reclamaban los habitantes del Pirineo con el apoyo de una buena parte de la población aragonesa que sigue siendo de actualidad 25 años después. Aquellos eran tiempos de trasvases y por ello la reivindicación se centraba en el agua, en su valor como bien público y en la necesidad de que su gestión no deviniera sometida a las leyes de un inmisericorde mercado. 

Mientras aun queda trabajo pendiente en materia de agua, otros elementos han entrado desde la imposición de los mercados en el dialogo social. Insensibles a las exigencias del planeta que hace mucho que ha establecido los límites que la humanidad no debería transgredir para que su existencia no entre en conflicto con la naturaleza, otras realidades aparecen con fuerza en el imaginario colectivo.

Paradójicamente y amparadas en la necesidad de acompasar la actividad humana al cambio climático, las llamadas Energías Renovables y sus industrias derivadas (hidrógeno y centros de datos) han irrumpido en el dialogo social generando un nuevo escenario en el que la explotación y la desigualdad territorial, aquello que causó la exigencia de la Dignidad de la Montaña desde el Pirineo, vuelve a ser una evidencia. 

Pensamos que no solo se trata de que el  Corredor de Hidrógeno proyectado en el Ebro, los numerosos Centros de Datos o las instalaciones de Almacenamiento de Energías estén acordes a las exigencias medioambientales, sociales o políticas.  El hecho de que unos y otros se conviertan en usuarios masivos de agua y energía sin duda es relevante, especialmente teniendo en cuenta el alto grado de improvisación y connivencia administrativa  que sus implantaciones han tenido hasta ahora.  Pero con todo, nos parece necesario cuestionar el modelo de desarrollo económico que se deriva de esta nueva vuelta de tuerca de la tiranía de los mercados.

Después de todo lo descrito en el Informe Rockström o en el mucho más antiguo de los Límites del Crecimiento del Club de Roma debería haberse creado suficiente consciencia social como para no volver a caer en la falacia del crecimiento infinito. 


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