Cuando la Fiscalía Provincial de Soria sigue tramitando las diligencias preprocesales transferidas desde la Unidad de Medio Ambiente de la Fiscalía General del Estado el pasado mes de junio con respecto a los vertidos de la EDAR de Ágreda denunciados por la Confederación Hidroqráfica del Ebro (17 de marzo de 2022), se ha podido comprobar que los vertidos, denunciados en su día desde Ecologistas en Acción, vuelven a estar de actualidad. Nuevamente el barranco de El Val se tiñe de blanco.
El último Plan Hidrológico del Ebro determina la mala calidad de estas masas de agua y es que hace ya más de 20 años que la CHE conoce los vertidos incontrolados, especialmente industriales, en la zona de Olvega-Agreda. El paso del tiempo ha levantado acta en el embalse de El Val, de estos vertidos contaminantes que sin embargo, tampoco parecen importar demasiado a los habitantes de esta parte de Celtiberia.
La eutrofización de este embalse es prácticamente permanente y, pese a las intentonas de revertir la situación, su uso es de momento, exclusivamente agrícola puesto que su consumo humano es impensable. Lo cierto es que el primer embalse del Pacto del Agua es símbolo de la demostrada inutilidad de este ineficaz acuerdo político para asegurar los abastecimientos de las poblaciones expectantes tal como se había publicitado.
El origen de las sustancias contaminantes induce a pensar que el acuífero y el embalse de El Val han podido recibir sustancias prioritarias que si bien pueden colmatar el pantano, también tal como opina la plataforma en defensa del Queiles, afectan igualmente a las aguas de este río, a sus tierras de cultivo y sus huertos familiares. Una situación de una gravedad poco atendida por las administraciones que compromete la salud pública a través del agua de consumo humano y de la alimentación proveniente de la producción agrícola y ganadera.
Lo cierto es que la EDAR de Olvega-Agreda nunca ha cumplido con su función efectiva porque los volúmenes de agua y la carga contaminante que recibe son superiores a las previstas en su diseño. El consumo de agua del Moncayo soriano, de la que el polígono Emiliano Revilla es su mayor usuario, supera todos los límites concesionales. El agua, que parece de origen desconocido proviene, en buena medida de cientos de sondeos del acuífero, que la población general ya no esconde y que la administración conoce si disponen de la autorización necesaria.
No conviene olvidar que las crisis sanitarias en Tarazona y su entorno no son una rareza. Si en 2021 el agua del grifo presentaba “niveles de gérmenes elevados”, en el 2022, se vivió otro incidente sanitario en el pantano de El Val cuando se detectaron cianobacterias tóxicas y se restringió el baño y más recientemente en septiembre/octubre de 2023 se produce la emergencia sanitaria de la que en este blog hemos dado cumplida información.
En este último episodio, Ecologistas en Acción elevó también escrito a la Fiscalía General del Estado que ha derivado su tramitación a la Fiscalía Provincial de Zaragoza y que está, igualmente pendiente de resolución.
El Moncayo castellano-aragonés acumula en su hermosa geografía un peligroso catálogo de industrias contaminantes y nuevos proyectos extractivos que junto a una cierta despreocupación de las administraciones públicas de ambos lados de la muga a las que hay que añadir un, no pequeño, desinterés de su población, representa un grave peligro para sus masas de agua. El Queiles o el Manubles, sus riberas y sus habitantes están en grave peligro.
Mientras Ec. en Acción cumple con su oficio y amplia la información ante la Fiscalía Provincial de Soria sobre el vertido que tiene pendiente de tramitación, queda mucho por conocer y por reivindicar. El Moncayo, ese Dios que ya no ampara, y sus habitantes, merecen mejor tratamiento que el que el modelo de gestión territorial está deparando para esta tierra de leyenda.
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