De un tiempo a esta parte Zaragoza empieza a conocer y a disfrutar de las orillas de sus ríos. El Ebro, el más emblemático, empieza a tener la valoración de paseantes y deportistas que han vuelto la cara hacia este corredor de biodiversidad después de que durante muchos años, haya sido considerado poco menos que una alcantarilla nacional que de vez en cuando saltaba a las primeras páginas por sus crecidas o por las vidas que se ha cobrado históricamente.
Este artículo de ANSAR que publica el Periodico de Aragón y firma nuestro compañero Mariano Mérida, ilustra muy bien esta idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario