miércoles, 8 de febrero de 2023

DEPURADORA DE LA CARTUJA.2


Siguiendo la información de nuestra anterior entrada desarrollamos 
con mayor detalle la difícil situación de la depuradora de La Cartuja y el peligro que su deficiente funcionamiento puede representar para la salud del río Ebro. 
Vertido de la EDAR de La Cartuja en el Río Ebro

MIRANDO ATRÁS. Las dudas sobre la gestión y el funcionamiento de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de La Cartuja son tan antiguas como la propia instalación sobre la que antes de su inauguración en 1993 ya flotaba la espuma de la corrupción. Existe una abundante hemeroteca salpicada de sospechas insatisfechas que van desde la misma adquisición del solar, facturas falsas  perdidas entre Zaragoza y Tarrasa, pagos millonarios al facilitador de la operación con la empresa concesionaria o enriquecimiento ilícito de personas próximas a la alcaldía del momento. Eran tiempos de opulencia y exceso en que el Vega Sicilia de alta gama regaba la gestión municipal. 

El escritor y concejal de aquel momento, Luis García Nieto sabría desarrollar una interesante trama de  novela negra con aquellos personajes entre los que destacaría Didac Fábregas que ahora  gestiona inmuebles y activos financieros en Barcelona después de figurar en la lista Falciani por un enigmático depósito de cinco millones de euros en un banco suizo.

Estamos hablando de una depuradora que la ciudad acabó de pagar en 2013. Unos 250 millones de euros (con la discrepancia de la Comisión de Cuentas) sin ningún tipo de apoyo de otras administraciones y que ahora, si la Virgen del Pilar no obra un milagro para que el Ebro deje de guardar silencio, está como para construir otra nueva. 

YA EN EL SIGLO XXI. En 2005 un informe de CCOO denunciaba deficiencias muy graves en las instalaciones y, a tenor de las actuaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en la tramitación del nuevo permiso de vertido al dominio público hidráulico, parece desprenderse que las inversiones en renovación que se han ido haciendo no han dado el resultado apetecido. 

Tal como recogía el periodista Eduardo Bayona en abril de 2022, la depuración de las aguas de Zaragoza está muy lejos de ser ejemplar. El hecho de que la EDAR estuviera cubierta se consideró en su momento todo un logro técnico que evitaría malos olores en la zona, sin embargo precisamente por eso, algunos técnicos entienden que los efectos producidos por la atmósfera cerrada reduce la vida útil de sus componentes y empeora el  funcionamiento de la instalación. 

EN LA MARGEN IZQUIERDA. Si bien es cierto que la EDAR que nos ocupa tiene una capacidad de depuración teórica superior a la población a la que sirve, es igualmente cierto que no es capaz de depurar todos los vertidos industriales que provienen del polígono de Malpica, como los sulfatos de “Industrias Químicas del Ebro” y que siguen sin solucionarse. Además, a causa del diseño de los colectores, en régimen de avenida, cuando el nivel del río alcanza 2,3m. de altura, tal como manifiesta la CHE, los vertidos de la margen izquierda no pueden alcanzar la EDAR y se vierten al cauce sin depurar. A estas aproximadamente 150.000 personas que pagan por una depuración intermitente, habría que añadir las más de 1000 de la zona de Peñaflor que vierten directamente al Gállego y así no es de extrañar que los datos de la estación de Pina sean tan desfavorables para el Padre Ebro que, además de sufrir una gran demanda de agua en su cuenca, contempla como los retornos de su uso contaminan uno de los corredores de biodiversidad más importantes de la Península Ibérica y ponen en peligro la salud de los habitantes que viven y beben aguas abajo.   

A este respecto convendría saber que el “Índice de Explotación del Agua+” (por sus siglas en inglés:WEI+) es el porcentaje del total de agua dulce utilizada en comparación con los recursos renovables disponibles. Definido este parámetro por la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), se determina que valores de WEI+ mayores de 20% indican presiones apreciables que no conviene superar. Pues bien, el Plan Hidrológico recientemente aprobado que bendice un crecimiento irresponsable del regadío, computa un WEI+ del 41%, para una parte significativa de los sistemas de explotación de la demarcación. En resumen, al Ebro se le saca más agua de la que se debería y se le vierten más contaminantes de los deseables, con lo cual, no hay que ser un sabio para intuir el grave daño que se le está causando, en el que participaría activamente una deficiente depuración de Zaragoza.

Para muchas personas y colectivos sociales, Zaragoza debería haber recuperado la autonomía de gestión sobre la depuración de sus aguas residuales. El pago del ICA (ahora IMAR) al gobierno  aragonés es una merma muy importante a la hora de hacer frente a la depuración de la ciudad que consolida un tratamiento injusto para la población de la capital de la comunidad autónoma.

ADEMÁS DE LOS VERTIDOS. La deficiente construcción, funcionamiento y gestión de la EDAR de La Cartuja junto a otras deficiencias del sistema, contradicen el argumento de que, en una economía de escala, por el volumen de agua residuales tratadas, resultaría mucho más barata la depuración de Zaragoza. Ello permitiría compensar solidariamente a otras zonas menos pobladas de Aragón que tienen un volumen mucho menor de vertidos. Aquí habría que hablar de las peculiaridades del Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración (PASD), pero eso sería en otro episodio de esta larga serie.

Hay que considerar también que Zaragoza debe depurar sus barrios rurales que por las características de sus colectores recogen una gran carga contaminante que deberían paliar los tanques de tormenta pendientes de construcción. A esto se añade la red histórica y aun en uso, de acequias que se comportan como aguas parásitas en la red de alcantarillado que aumentan los costes de depuración al hacerlo el caudal de entrada en la EDAR. Y todo ello sin olvidar que la extensión de las redes de evacuación exigen un mantenimiento y reposición constante que igualmente aumentan la factura de la depuración.

Y SEGUIMOS SIN PARTICIPACIÓN.  En este momento, cerca ya del fin de la concesión administrativa de la multinacional Veolia, la espuma de las dudas sobre las instalaciones necesarias y sobre los costes de la depuración que deberán asumir los zaragozanos ante las previsibles obras pendientes, sigue flotando sobre las aguas del Ebro. 

A día de hoy no sabemos a ciencia cierta, si la EDAR de La Cartuja tiene arreglo posible o si habrá que acometer una (o dos) nuevas instalaciones que aseguren un vertido final al Ebro, aceptable para la normativa en vigor y positivo para el medio ambiente y las poblaciones ribereñas. Frente a eso el consistorio zaragozano utiliza el silencio como argumentario en el debate y la participación ciudadana. El mismo silencio que impone la concejal Patricia Cavero en la Comisión del Agua del Consejo Sectorial de Medio Ambiente que normativamente, debería reunirse una vez al año. 

La opinión pública es poco consciente de que las irregularidades en la depuración de las aguas en Zaragoza se inician en los tiempos de la consejería de Alfredo Boné (gobierno PSOE/PAR), continuaron con Modesto Lobón, (gobierno PP/PAR) y siguen con Joaquín Olona (gobierno PSOE/PAR/PODEMOS/CHA) que bendice un PASD en el que Zaragoza se las tendrá que arreglar sola.

Parece que el Ayuntamiento de Zaragoza se ha dado cuenta de que los contribuyentes de la ciudad pagan 16,5 millones al año en concepto de ICA/IMAR  y  reclama que se le devuelvan 12 millones para atender las graves necesidades de la depuración de Zaragoza. Aunque no era exactamente eso lo que decía la RAPA, que era más exigente a la hora de considerar el tratamiento del ICA en Zaragoza, sí que, en línea con el Tribunal de Cuentas, señalaba que los vecinos de Zaragoza no podían sostener el gran déficit de la depuración en Aragón teniendo que asumir además, por si solos sus propias necesidades en esta materia.

Pero en vez de limosnear al gobierno autonómico que no deja de ser participar de la irregularidad del PASD, la RAPA pedía la independencia y la autonomía en algo que es de competencia propia de los ayuntamientos y en último caso, colaborar de forma  solidaria (no más allá de cuatro millones al año) con las necesidades de depuración del resto de Aragón hasta alcanzar una tasa por el servicio similar al resto de España.

Los grandes partidos han querido manejar las soluciones sin atender a esa autonomía y queriendo salvar el papel hecho por el PAR a nivel autonómico durante estos años.

La RAPA decía en 2013 que, si no se tomaban las decisiones adecuadas, en 2024 en vez de una depuradora útil se podría recibir una ruina. Y por eso estos colectivos han mantenido una política propositiva por la gestión publica y eficiente tanto del abastecimiento como del saneamiento del agua y han acudido al Ayuntamiento de la ciudad no pocas veces, con una argumentación bien fácil de entender: el Ayto debe ser responsable de los impuestos de sus vecinos y gestionarlos dentro de sus competencias para que los costes que asumen las familias y empresas que, por mucho que cambie el nombre, siguen pagando dos veces por el mismo servicio (un tributo al Gobierno de Aragón y una tasa a Ecociudad Zaragoza), se pueda avanzar en un modelo tarifario que permita a Zaragoza hacer frente a sus propias necesidades en materia de abastecimiento, saneamiento y depuración, aspectos todos ellos en los que se sigue acumulando un creciente déficit inversor. 

Las zaragozanas y zaragozanos de este 2023 merecen un servicio de abastecimiento y saneamiento homologable con el de cualquier ciudad de sus características y eso precisa una acción decidida y un autentico proceso de información y participación en donde la dialéctica de las medias verdades y los intereses partidistas o empresariales no contaminen la convivencia de una ciudad que, no hay que olvidar, se edificó sobre tres ríos.

ENLACES DE INTERÉS:

https://arainfo.org/la-cuenca-del-ebro-por-encima-de-la-media-estatal-en-contaminacion-del-agua/


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