Desde este blog queremos manifestar nuestro mayor pesar por las víctimas humanas y materiales que están asolando el oriente peninsular.
El movimiento ecologista, a mediados de los años 90, empezó a denunciar la construcción de viviendas y otro tipo de edificaciones en los cauces y zonas de influencia directa de los mismos pues, aparte de dañar gravemente a los ecosistemas fluviales, supone un riesgo para la vida de las personas que las habitan que desgraciadamente la realidad se empeña en demostrar.
Este artículo de 2018 de Santiago Martín, recoge muy bien esta idea.
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