miércoles, 10 de abril de 2019

MIRANDA DE EBRO-GAROÑA-FONTIBRE. 2ª ETAPA

El primer día nos deja en Miranda de Ebro después de haber buscado en Fontibre, en el propio nacimiento geográfico, el comienzo de este recorrido que pretende poner sobre la mesa la necesidad de una gestión pública de sus aguas en todos los sentidos. 
El agua que llega a Amposta debe recoger el derecho de los habitantes de toda la cuenca a un uso racional y participativo en el que tenga cabida el derecho humano al agua junto a un diseño de sus aprovechamientos que tengan en cuenta al ser humano por encima de cualquier otro planteamiento economicista.

Cada día iremos poniendo una breve reseña de la realidad por la que atraviesa la marcha y de las afecciones que sufre el Ebro.

EL CIERRE DE LA CENTRAL NUCLEAR DE GAROÑA: EL ÉXITO DE UNA LARGA LUCHA

La central nuclear de Garoña, en el término de Santa María de Garoña, cerca de Miranda de Ebro, en la provincia de Burgos, se inauguró en 1970 y paró su actividad el 16 de diciembre del 2012. En su momento producía el 1,4 % de la energía eléctrica producida en España. Tras el cierre de la nuclear de José Cabrera en 2006, pasó a ser nuclear activa más antigua de nuestro país. Hermana gemela de la central tristemente famosa de Fukushima, Garoña fue diseñada y construida con una vida útil de 40 años, que culminaba en 2011. A pesar de producirse el desastre de Fukushima en 2011, el Gobierno Español, tras el correspondiente informe del CSN (Centro de Seguridad Nuclear), autorizó una prórroga hasta 2013. Sin embargo, dada la creciente presión social en pro del cierre, y usando el argumento de los costes que demandaban las reformas a realizar en la Central, la empresa Nuclenor, propiedad de Endesa e Iberdrola al 50%, decidió parar la producción a finales del 2012. Finalmente en agosto del 2017, el Gobierno acabó retirando la licencia de producción, con lo que la Central pasó a considerarse cerrada definitivamente. Se prevé iniciar su desmantelamiento en 2019, para culminarla en torno a 2033.
Culmina así una perseverante lucha del movimiento antinuclear, especialmente durante estos últimos años, frente a la presión de las grandes eléctricas (con notables perspectivas de éxito) para que el CSN permitiera prórrogas de varias décadas, que supondrían ingentes beneficios para esas compañías, al tratarse de Centrales ya amortizadas. Tan sólo Garoña producía en sus últimos años 150 millones anuales de beneficio limpio, aunque a costa de que toda la Cuenca del Ebro sufriera el riesgo de un desastre cuyas dimensiones pueden imaginarse desde la experiencia de Fukushima. 

Nuestra próxima etapa nos llevará a Ezcaray donde existe un proyecto de Embalse, a Enciso donde existe ya otro embalse con contestación social y terminaremos en Logroño en donde habrá un acto público donde se debatirá sobre la problemática de estos embalses.




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