El 22 de octubre de 2018 se cumplieron 53 años de la catástrofe de los Saltos de Torrejón (Monfragüe), el accidente laboral más grave de la historia de España. Este hecho conecta la etapa más negra del franquismo con los consejos de administración de las grandes corporaciones del actual IBEX-35.
Parecía que, se iba a cumplir el sueño de Costa y los regeneracionistas de principios del siglo XX para los que la política hidráulica era fundamental para la transformación de España, “una expresión sublimada de la política agraria, y generalizando más, de la política económica”. El tiempo se encargado de demostrar que, en realidad de lo que se trata es de una reforma agraria a favor de los terratenientes y, sobre todo, de un dispositivo al servicio del extractivismo y del colonialismo interno. El economista José Manuel Naredo lo analizará con rigor en Extremadura saqueada utilizando la metáfora del depredador y la presa: la política hidráulica se trastoca en un mecanismo más de las relaciones de dominación, que “permite a los núcleos dominantes extraer a precio de saldo la energía y las materias primas” de territorios como el extremeño" ... y aquí nosotros añadimos: o como el aragonés.
La movilización de hoy en Yesa contra el llenado de esta controvertida e injusta infraestructura, es un episodio más de este, ya viejo enfrentamiento entre modelos económicos, hidráulicos y sociales. En muchos aspectos parece que la política franquista sigue viva en nuestra sociedad y los beneficiarios de su régimen siguen en activo sin considerar el más mínimo cambio en la política de gestión del agua.
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