La situación actual del Ebro a su paso por Zaragoza, en buena medida debida a la escasez de lluvias, es también efecto de una gestión ineficaz, tanto de las estructuras que lo afectan directamente como de una mala planificación de la cuenca.
De esta forma lo ha recogido Mariano Merida en un reciente artículo:
De esta forma lo ha recogido Mariano Merida en un reciente artículo:
La mala imagen del río Ebro
Es comentario
generalizado el mal estado de nuestros ríos a su paso por Zaragoza. El Ebro, en
este mes de mayo, nos está dando caudales próximos a 30 m³, muy por debajo de
lo habitual. Ello origina que los contaminantes habituales se encuentren más
concentrados y que el agua circule más lentamente, aspecto que se agrava en el
caso de Zaragoza con la presencia del azud.
El dragado
realizado durante varios años, en
la margen derecha del tramo urbano para la navegación fluvial, aumentó el flujo
del agua hacia esta margen con lo que en estos momentos , el nivel del agua en
la margen izquierda es muy bajo. Este hecho unido, a las altas
temperaturas ha provocado la
proliferación de macrofitos ( algas), que previsiblemente irán en aumento en un
horizonte de aquí a octubre y que son el espacio de asentamiento de la mosca
negra.
Ante esta situación
de emergencia, una medida paliativa sería abatir las compuertas del azud con el
objetivo de facilitar la circulación del agua en el tramo de Zaragoza.
Por otra parte,
esta disminución de caudales está provocando que la anchura del cauce se
reduzca en muchos tramos lo que ocasiona que los aliviaderos, como los
existentes en el Parque San Pablo y Puente de Hierro, vierten al río en
momentos de lluvia sin que haya corriente en el río que los arrastre lo que
provoca una acumulación de residuos y contaminantes en la proximidad de los
parques urbanos y originar problemas de olores y salud pública.
Para resolver este
aspecto relacionado con los colectores de aguas residuales, la renovación del
mal estado de las depuradoras y el desdoblamiento del colector de Malpica,
serían necesarios más de 17
millones . Pero si además tenemos que pagar un extra de 540 millones hasta el
2045 por el Impuesto de Contaminación al Gobierno de Aragón, el problema, si se
quieren recuperar costes, es muy grave.
¿En qué marco de
Planificación de la Cuenca se dan estos hechos?. El problema del estado actual
del río no es sólo que no llueve, sino que además existe una mala planificación
de la Cuenca que agrava estos hechos. Actualmente se detrae el 40% de los
caudales del Ebro, con la extensión de los nuevos regadíos previstos se llegará
al 50%. Si contamos con los efectos del cambio climático, escasamente valorado,
y que la modernización de regadíos no va a ser lo eficiente que se prevé, es
fácil llegar a usos del 60%. Tenemos un río altamente privatizado.
En este escenario,
recuperar el buen estado ecológico de la
cuenca del Ebro, obligatorio por las leyes europeas para el 2027, se nos
antoja una quimera y de consecuencias ambientales muy graves para la ciudad y
todo el eje del Ebro.
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