El agua hay que cuidarla pero, por diferentes motivos, no lo estamos consiguiendo. Primero porque tenemos herencias del pasado, económica y tecnológicamente muy difíciles de resolver. Una de ellas, son los fangos del río Huerva que desde Cuarte hasta bien entrada la ciudad, que se encuentran llenos de metales pesados y que es uno de las cuatro contaminaciones más graves en toda la cuenca del Ebro
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