La revista "el Economista" refleja en su número del 5 de julio esta práctica de las administraciones españolas. Parece que la turbidez es más que un parámetro de la calidad del agua, es una seña de identidad en su gestión tanto en Aragón como en otras comunidades.
Sin embargo, no siempre es así y, en cualquier caso, resulta realmente difícil, por no decir imposible, conocer su destino real. A la Junta de Andalucía, por ejemplo, le han subido los colores en los últimos años, tras ser pillada en falta y ahora trata de paliar en lo posible sus retrasos u olvidos en ese tema con sucesivos anuncios sobre adjudicaciones e inversiones en mejoras y nuevas depuradoras en distintos municipios de la Comunidad.
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