domingo, 8 de marzo de 2015

CRECIDAS DEL EBRO. CAMBIAR LA ESTRATEGIA

Este es el articulo de Pedro Arrojo sobre el tan traído y llevado tema del dragado del Ebro.


La subida del nivel de gravas en el cauce del Ebro que observan los pueblos ribereños, es inevitable. A lo largo del siglo XX, hemos alterado drásticamente el régimen del río, regulándolo con cientos de presas aguas arriba, que nos permiten hoy disponer de 700.000 hectáreas de regadío y dotar de abastecimiento a ciudades, pueblos y polígonos industriales. Una regulación, por otro lado, que nos ha permitido amansar el río, evitando las crecidas ordinarias y laminando las extraordinarias. Pero lógicamente ese amansamiento del río ha comportado un cambio en el perfil de sedimentos en sus cauces. El río ha estabilizado nuevos equilibrios sedimentarios que han elevado los cauces. Pretender dragar esos cauces a lo largo de cientos de kilómetros, frente a esa dinámica fluvial que trabaja 24 horas al día y 365 días al año, es tanto como ponerle techo al campo para prevenir el pedrisco.
Por otro lado, deben asumirse compromisos urbanísticos a corto, medio y largo plazo, que devuelvan al río espacios de inundación en zonas urbanizadas, como parques fluviales inundables. En el caso de cascos urbanos hay que desarrollar defensas adecuadas, con total garantía para los vecinos, dotadas de instalaciones que impidan la inundación a través de los sistemas de saneamiento y alcantarillado.
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