En las fechas próximas a Navidad salió a información pública la propuesta de Evaluación de Impacto Ambiental del Hidroducto para el transporte de H2 verde destinado a abastecer a Evonik Peroxide Spain desde la proyectada planta de hidrógeno de El Burgo de Ebro, promovida por la empresa H2Pillar SL, que también salió a información pública en las fechas próximas al periodo estival. Se ha convertido en costumbre que la información pública coincida con los periodos vacacionales.
Si ya de por sí es difícil para los colectivos ciudadanos, digerir la abultada documentación de cada proyecto y hacer aportaciones desde su percepción de la sociedad, esta dificultad se multiplica cuando el plazo de presentación de alegaciones es tan breve (15 días para el hidroducto El Burgo-La Zaida) y además coincide, como en este caso, con la navidad, que dificulta las posibilidades de contacto con personas o asociaciones que pudieran ayudar a interpretar los 500 folios que la información pública pone a disposición.
Hay que decir que, en término general, el procedimiento de acceso a la información pública está viciado de origen y constituye un claro engaño a la población que podría pensar que existe un proceso suficientemente garantista, cuando la realidad cotidiana y especialmente en lo que tiene que ver con todo lo relacionado con la implantación de energías renovables, la acumulación de proyectos de todo tipo imposibilita tanto la información real de cuanto se proyecta, como la posibilidad de hacer unas aportaciones que puedan tener una mínima repercusión en el proceso que se informa. La participación es más nominal que efectiva.
Ante esa falsa sensación que el ciudadano de a pie puede sentir respecto a la información pública y los procedimientos de propuestas, la experiencia constata una cerrazón evidente de los órganos de gestión ambiental y de las administraciones ante las ideas que, desde otras visiones de la sociedad, se podrían hacer llegar. Desde la perspectiva de los colectivos ecologistas existe un claro desequilibrio entre la capacidad de acción de los promotores de los proyectos apoyados por las administraciones y la de los movimientos ciudadanos que abogan por otras visiones del desarrollo y, en el caso concreto que nos ocupa, por un modelo racional de implementación de las energías renovables.
Se diría que estamos viviendo la cultura del exceso y de la imposición que una parte de la sociedad ejerce sobre el resto, a beneficio de inventario de sus cuentas de resultados.
De los inconvenientes del EXCESO ya se hablaba en la antigüedad clásica cuando el oráculo de Delfos recibía a los griegos que querían consultar a los dioses. Al pie del monte Parnaso, dicen que, en sus dinteles de piedra, había grabadas dos inscripciones de plena vigencia muchos siglos después y que el tiempo ha hecho famosas: CONÓCETE A TI MISMO, ha dado mucho que hablar para el desarrollo personal y la autoayuda y la segunda, menos célebre, NADA EN EXCESO.
Pese a las buenas intenciones del pórtico de Delfos, el EXCESO triunfa en todos los sectores tanto de producción como de opinión sin que ello parezca importar demasiado a una sociedad cómplice que parece asumir la irracionalidad, cuando no el esperpento, sin mayores problemas de conciencia. De esta forma reinan en el imaginario aragonés: exposiciones universales desmedidas, campos de futbol innecesarios o planes de depuración de aguas insostenibles. Todo ello sustentado con unos fondos públicos que bien pudieran construir una sociedad más igualitaria.
Este navideño proyecto, igual que la planta de Hidrógeno de El Burgo de Ebro participa de una serie indefinida e incontrolada de instalaciones que están llamadas a conformar valles y corredores de hidrógeno sin el necesario análisis de repercusiones en los territorios de Aragón y sus habitantes.
La producción de “hidrógeno verde” es una derivada del auge de las Energías Renovables (EERR) cuya intermitencia requiere de elementos de almacenamiento que pueden ser baterías, embalses reversibles o el propio hidrógeno que, en este caso se conoce como vector energético.
Tal como ha expresado Ecologistas en Acción en varios de sus documentos de difusión pública, sustituir el consumo de hidrógeno proveniente de la energía fósil por H2 producido desde EERR, es un proceso que no ha sido estudiado en todas sus dimensiones y alcances. Pese a ello grupos financieros y empresariales están tomando posiciones para captar fondos públicos y convertir la transición ecológica en una nueva oportunidad de negocio a partir de los fondos destinados a los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). La aparición de este nuevo nicho de negocio que pretende afianzarse en la falsa idea de un crecimiento sostenido camuflado como sostenible, es una parte importante del éxito de los grupos financieros que han aterrizado en el mundo de las EERR.
El hecho de que la fabricación de H2 requiera ingentes cantidades de energía debería contemplar los impactos de la minería de los materiales que requiere, la transformación y ocupación de los lugares donde se instala la producción de energía o las cuantiosas pérdidas energéticas que lo convierten en un proceso técnico con una pobre tasa de retorno energético. Su fabricación y almacenamiento tiene importantes pérdidas, que podrían reducir la eficiencia del proceso al 20% en muchas de sus aplicaciones.
El hidrógeno con que se proyecta nutrir de materia prima a Evonik Peroxide Spain viene a ser el 38% de la producción de la planta de El Burgo, el resto se pretende inyectar directamente en la red gasista. La propia Hoja de Ruta del Hidrógeno verde del Ministerio de Transición Ecológica apunta la posibilidad de esta práctica, pero señala contundentemente que “parece evidente que la mezcla (blending) implicaría la pérdida del valor intrínseco del hidrógeno renovable en la mezcla y con ello, la desvirtuación del todo el proceso como parte de una política de descarbonización de la economía global que avance hacia la neutralidad climática a través de la transición energética. El H2 inyectado desaparece como producto renovable dadas las dificultades técnicas para una posterior separación de ambos gases en el punto de consumo.”
Se le escapa a los medios de información generalistas, afianzados en un discutible tecno-optimismo, que estas nuevas infraestructuras están posibilitando el crecimiento del sector de las energías fósiles lo que contradice abiertamente la necesidad de abordar adecuadamente la transición ecológica que requiere superar los discursos centrados en la sustitución de unas tecnologías por otras.
Tal como aportó Ecologistas en Acción el pasado agosto en su escrito de aportaciones al proyecto de El Burgo, habría que analizar de forma global las necesidades de uso de H2 en la planta de EVONIK. para no acabar subvencionando desde el erario público el beneficio de empresas privadas que no revierte de forma análoga en la sociedad. De igual forma, cabe plantearse si la localización del proyecto de producción de El Burgo es la idónea, ya que si realmente la mayor producción de hidrógeno fuera destinada a descarbonización de usos industriales, tendría sentido situar el proyecto próximo a la planta en cuestión, no a 41 km de distancia, con los costes añadidos de transporte y almacenamiento que ello supone.
Desde un discurso marcadamente dictado desde las prioridades empresariales y de los fondos de inversión interesados en la conversión del Valle del Ebro en un corredor de Hidrógeno destinado a nutrir la industria europea, en el conjunto El Burgo-La Zaida no se contempla adecuadamente el abastecimiento y consumo de agua.
La fabricación de H2 supondrá mayores demandas de agua que deberán sumarse a las que presumiblemente puedan detraerse para abastecer otras instalaciones similares que pretenden la creación de “El Corredor del Hidrógeno del Ebro” como proyecto que busca potenciar la coordinación interterritorial entre las iniciativas regionales que ya se encuentran en marcha en el noreste de España y que aglutina el Corredor Vasco del Hidrógeno (BH2C), el Valle del Hidrógeno de Cataluña (H2ValleyCat), el Valle del Hidrógeno de Aragón “Iniciativa GetHyGA” y la Agenda Navarra del Hidrógeno Verde.
Si tal como pretenden las empresas energéticas “esta iniciativa avanza y se produce el despliegue rápido y eficiente de la economía del hidrógeno, generando un ámbito geográfico líder en el desarrollo del hidrógeno en España”, la detracción de caudales del Ebro va a ser una gran problema medioambiental a la par que un enfrentamiento de intereses con la industria agro-ganadera que ya dispone de facto del 90% de los caudales previstos en el Plan Hidrológico del Ebro y prevé un aumento (solo en Aragón) de 39.000 nuevas hectáreas de regadío.
El despliegue de toda esta producción energética, independientemente de su uso posterior, constituye un nuevo exceso que la realidad del Ebro no puede soportar y que situaría al río más caudaloso de la Península Ibérica más allá del limite del estrés hídrico.
No se tiene en cuenta que una buena parte de las unidades de gestión de la cuenca del Ebro ya superan ampliamente el Índice de Explotación de Agua (WEI+) por el que la Agencia Europea de Medio Ambiente determina el buen estado de un río y eso sin contar las exigencias de crecimiento del regadío. Estamos ante una nueva demanda en una cuenca ya de por si deficitaria en donde antes de instalar ni una balsa más, se debería evaluar con mayor rigor la realidad hidrológica existente en un marco de usos y consumos indiscutiblemente marcados el cambio climático.
A este respecto se debería tener en cuenta que el Plan de Recuperación, Transformacional y Resiliencia que regula la obtención de las subvenciones para estos proyectos destaca específicamente que en cuanto a la atención de los objetivos medioambientales, se deberá cumplir el uso sostenible y protección del agua y los recursos marinos. Se deberá aplicar la regulación nacional que garantiza la preservación de la calidad del agua y evitar el estrés hídrico y las alteraciones en la calidad del agua que por el aumento de sales generado por el proceso de producción de H2 y que puede afectar el uso del recurso en toda la cuenca que es un importante corredor de biodiversidad desde Fontibre hasta el Delta del Ebro. el Valle del Hidrógeno de Aragón “Iniciativa GetHyGA” y la Agenda Navarra del Hidrógeno Verde.
Una buena parte de la sociedad aragonesa empieza a considerar que si Aragón produce aproximadamente el 150% de le energía que consume y de ella casi el 90% ya es renovable, proyectos como el Corredor de Hidrógeno del Ebro junto a toda la implantación masiva y masificada de centrales de EERR en su territorio, no responde a sus verdaderas necesidades de abastecimiento energético sino a las exigencias de un modelo social que consolida a Aragón como territorio de sacrificio. Un espacio del que detraer los recursos que pueden determinar el progreso de otras regiones y condenar al abandono a sus habitantes en una vuelta de tuerca más de depredación social y humana.
Desde la tímida esperanza propia del inicio de este nuevo año que nos regala el tiempo, tal vez sería hora de acudir al oráculo de Delfos y obedecer el dictado de su pórtico.
Más información:
https://arainfo.org/proyectos-de-renovables-a-granel-y-sin-planificacion-por-el-territorio-aragones/
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