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viernes, 10 de mayo de 2024

LAS DUDAS DEL AGUA DE ZARAGOZA

El agua de Zaragoza, independientemente venga del Canal Imperial o del río Aragón presenta, en un sentido metafórico, una alta concentración en dudas. Unas dudas tanto en lo referente a la gestión del abastecimiento cuanto (y en mayor medida) referente a la depuración, generadas por la dilación en la toma de decisiones y por una tradicional falta de información y participación de la ciudadanía que, después de tantos años de pagar, puede que no sepa muy bien qué está pagando. 

Residuo. Pilar Iturralde 2022 

Dado que esta simbólica contaminación no se contrarresta adecuadamente en el salón de plenos del ayuntamiento, las dudas alcanzan la depuradora de La Cartuja y continúan Ebro abajo con escasas esperanzas de que las nuevas condiciones de vertido que pueda establecer la CHE, favorezcan la salud administrativa y la mejor gobernanza del agua zaragozana que, no hay que olvidar, compete a más de la mitad de la población aragonesa. 

Al margen de la triste hemeroteca con que cuenta la EDAR de La Cartuja, y los vaivenes de los modelos de gestión del agua en función del color político dominante en la Casa Consistorial, lo cierto es que tanto el abastecimiento como la depuración se encuentra en una situación compleja que precisamente por esa complejidad y bajo la presión de las prisas, en este caso por la finalización de la concesión de la depuradora de La Cartuja, se corre el riesgo de asunción de decisiones que, de haberse gestionado mejor los tiempos y las posibilidades, hubieran podido ser más favorables. El final de esta concesión era un hecho sobradamente conocido que, en nuestra opinión, no se ha tratado convenientemente y se acaba resolviendo dejando la solución para el futuro con un claro beneficio para la empresa adjudicataria.

Pese al flamante e ignorado Compromiso Social y Político por la Gestión Pública y Participativa del Agua en Zaragoza y su Entorno que cumple ahora 10 años y que, a instancias de la Red de Agua Publica de Aragón (RAPA), comprometió el consistorio zaragozano en tiempo del Alcalde Belloc, junto a La Fundación Nueva Cultura del Agua y otros 18 colectivos, partidos políticos y sindicatos, lo cierto es que la realidad ha estado lejos de aquellas intenciones.

El intento de privatización del abastecimiento de agua en Zaragoza no es nuevo. En otro gobierno del PP hubo un intento que fracasó debido a la postura en contra de los trabajadores del servicio que llegaron a sacar camiones a la Plaza del Pilar.

La misma creación de Ecociudad Zaragoza a partir del Centro de Urbanismo Sostenible de Valdespartera, fue producto de una tendencia privatizadora que, bajo la idea de “Colaboración Público-Privado” siempre genera dudas sobre el verdadero equilibrio y aportaciones de cada una de las partes. La necesidad de eludir el límite de deuda que la hacienda estatal limitaba en su momento, justificó este movimiento por el que el ayuntamiento percibiría el canon concesional de la empresa. Si bien la acción no se llevó a cabo, la sociedad Ecociudad Zaragoza quedó constituída, no sin algunos inconvenientes puestos en evidencia desde el movimiento ciudadano.

Aragón cuenta con dos experiencias concretas de privatización del servicio de depuración; la llevada a cabo por el gobierno de Aragón a través del Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración (PASD) y la concesión, por parte del Ayto. de la gestión de la depuradora de La Cartuja a la empresa Veolia.

En el primer caso se explicó a los cuatro vientos que el método concesional era el mejor para llevarlo a cabo y el resultado es conocido: EDARs sobredimensionadas, servicio más caro, incumplimientos de contratos, alteraciones presupuestarias y la dilatación temporal de una obras que podían haber estado en funcionamiento mucho antes. En este marco, la respuesta social liderada por la RAPA mitigó, en parte, alguna de sus consecuencias aunque no alcanzara la globalidad de sus aspiraciones.

La EDAR de la Cartuja es otro ejemplo palpable del fracaso del método concesional:  sobreprecio en la construcción, múltiples deficiencias en su funcionamiento, precio de servicio desproporcionado y un mantenimiento deficiente que al final de su periodo concesional, que coincide ahora, vuelve a abrir la valvula de las dudas. 

La cámara de Cuentas, en su momento, dijo claramente que la última ampliación del periodo de concesión había sido económicamente negativa para el Ayto. En esta nueva vuelta de tuerca que la Plaza del Pilar parece ejercer sobre la llave del agua y a pesar de desconocer los detalles precisos de la situación, nada hace augurar que el resultado vaya a ser distinto y justificar la dilación en las decisiones a que una nueva legislación clarifique el futuro sistema de depuración de la ciudad, resulta un argumento poco sostenible.

Sabemos que además de las reparaciones y actualizaciones pendientes de la propía EDAR,  se precisan otras actuaciones igualmente vitales como la resolución del colector de Malpica y la situación de la margen izquierda que hace que en  régimen de crecida, el vertido de toda esa zona de la ciudad vaya al Ebro directamente. Se suman a todas estas dudas el estado de los vertidos de las industrias que estarían obligadas a tener un tratamiento previo en sus instalaciones para que sus vertidos fueran equiparables a un vertido urbano para favorecer el correcto funcionamiento de la EDAR. 

Para confirmar el grave daño que puede generar una depuración defectuosa de aguas residuales de origen industrial, basta con visitar el embalse de El Val, un paisaje magnífico del Moncayo aragonés que, tras su belleza, custodia más de veinte años de la contaminación del Polígono Industrial Emiliano Revilla, de Ólvega en la provincia de Soria. 

La remunicipalización no es una rareza de ecologistas avejentados. París, Berlín o Valladolid, en España, son ejemplos de buenas prácticas de gestión pública del agua que, a nuestra forma de ver, son el camino que a medio y largo plazo pueden garantizar el buen servicio a la ciudadanía.

Sin duda hay muchos aspectos a analizar que, pese al deficit de participación democrática de que se hace gala en la Plaza del Pilar, queremos confiar en que los órganos de control y asesoramiento del Ayuntamiento de Zaragoza cumplirán su cometido y pondrán sobre la mesa la compleja realidad en que fluye la gestión del agua para que tanto su abastecimiento como su depuración se rijan por criterios de racionalidad económica y equilibrio medioambiental. 

Mientras tanto, desde la Red de Agua Pública, seguiremos haciendo cuanto esté en nuestras manos para aportar a la sociedad civil aragonesa la información y el imprescindible sentido crítico en lo que tenga que ver con los modelos de gestión y la realidad del ciclo integral del agua.

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