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jueves, 7 de julio de 2022

EL HUERVA. TERCER RÍO DE ZARAGOZA

El proyecto de renaturalización del río Huerva en su tramo urbano incluido en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, trae a este desconocido y maltratado cauce de la capital aragonesa a la actualidad. Las formulas para integrar los ríos en el tejido urbano, tienen sus luces y sus sombras y existe dentro de los colectivos medioambientalistas, un activo debate sobre como armonizar la realidad de un río con los condicionamientos urbanos.

Nuestro compañero mariano Mérida, ya hace un tiempo que realizó esta descripción de la realidad del Huerva que mantiene su vigencia.

El río Huerva es un curso de agua de poco caudal; no llega a un m3 por segundo  de promedio y  transporta 47 hm3 al rio Ebro al cabo de un año. Los cursos medio y superior, salvo incidentes puntuales, presenta una calidad paisajística y ecológica muy alta. Invitaría a los lectores a que realizaran el tramo de 17KMs entre Vistabella y la cola del Pantano de las Torcas  o a subir  las calizas que dominan  el pantano de Mezalocha cuyas orillas desgraciadamente, no se puedan recorrer las en el término del soto de Ayles, privatizado desde hace bastantes años sin que nadie ponga orden en el derecho  que tenemos los ciudadanos de poder acceder y pasear por las orillas de los ríos.

Toda esta belleza que atesora el Huerva hasta el pantano de Mezalocha, la tenía también, hasta hace cuarenta años,  el tramo bajo hasta la desembocadura en  el Ebro. Por entonces, era habitual el bañarse en las pozas del Huerva en Zaragoza y coger cangrejos autóctonos. En estas cuatro décadas, empresas, particulares e instituciones públicas asolaron  el río de forma que especialmente en Cuarte y Cadrete hay zonas próximas al curso de agua tiene un gran parecido al de los  campamentos mineros de los tiempos de la conquista del oeste americano.

Productos tóxicos de pinturas, barnices, niquelados, cianuros y ácidos,.. arrasaron el río. Los fangos de la potabilizadora de Casablanca se vertieron durante años en el Huerva. Hubo escapes temporales de gasoil del Hospital Miguel Servet. Las urbanizaciones invadieron los espacios del río y algunas de ellas vertieron directamente al río sus aguas residuales durante muchos años.

El resultado ha sido un río totalmente muerto en su tramo bajo y  uno de los cuatro puntos negros de toda la cuenca del Ebro. En los análisis  quimicos de los últimos cuatro años se encuentran grandes concentracioes de Zn, Se, Pb, As, Ni, Cu, Cr. En especial el selenio incumple los mínimos del Objetivo de Calidad. Así lo reconocen informes de la CHE, con el mismo rango que Flix, Monzón, Sabiñanigo.  Anteriores concejales de urbanismo de la ciudad en la etapa de la alcaldía de Sainz de Varanda, plantearon  entubar o derivar el río a la entrada de la ciudad y construir aparcamientos en su cauce. Muerto el perro se acabó la rabia.

El agua es poca, pero con los grandes desarrollos urbanísticos e industriales  de los últimos años se ha hecho circular el agua en sentido contrario al natural del río trasvasando agua desde el Canal Imperial. Una planificación territorial  completamente insostenible parece haber sido la ley de los últimos 40 años en los que el agua parece haber perdido negocio. 

Es cierto que  esta grave situación  medioambiental se ha paliado, en cierta medida, con un gran colector que recoge los residuos industriales de todo el tramo bajo del Huerva desde Muel a Cuarte y la construcción de una depuradora  y que, ya en Zaragoza, se han derivado a  la depuradora de La Cartuja  los colectores de la calle de la Luz, Cervantes, Zumalacárregui y otras  que vertían directamente al río. 

Pero en lo esencial, el Huerva sigue siendo un paraíso en sus tramos medio y superior y un río muerto. en el  tramo bajo desde el punto de vista ecológico y ambiental. ¿Por qué?:

Hay 13 puntos negros que a día de hoy siguen sin tener conexión de vertidos con el colector construido. Algunas  de las últimas urbanizaciones  construidas, inexplicablemente, siguen vertiendo al río y los lodos depositados en el lecho después de décadas de vertidos tienen una contaminación  muy elevada.

Estudios realizados en 2003  por parte del departamento de Química Ambiental de la Escuela de Ingeniería Técnica  de la Universidad de Zaragoza, calificaban de muy malos 14 de 18 puntos estudiados en el río. ¿Como se alivia el mal olor y la contaminación del poco caudal que queda del río en su entrada a Zaragoza? Pues  haciendo un trasvase de agua del Ebro a través de la almenara del Pilar en el paso del Canal Imperial sobre el río Huerva de nada menos que de 10 hm3  más del doble  del caudal que  forma natural entrega el Huerva al Ebro a lo largo del año  y muchos más de los 64 hm3 que la ciudad de Zaragoza emplea anualmente. El río Huerva en Zaragoza es en gran parte un río camuflado 

¿Y qué pasa aguas arriba del llamado Ojo de Canal? Pues que el Huerva en zonas como la Junquera , Cuarte, Cadrete  lleva en muchos casos, un hilo de agua, muy lejos del caudal ecológico exigido, y que de ser mas abundante, favorecería arrastres de lodos tóxicos que con el actual funcionamiento no pueden hacer. O esto u otras soluciones más rápidas, pero mucho más costosas económicamente, como son el traslado de fangos del lecho del río. Pero más de la mitad de los días del año el río, a partir de Maria de Huerva, no lleva ni siquiera los caudales ecológicos exigidos.

En esta situación el nuevo Plan de Cuenca, aun pendiente de aprobación definitiva, sigue sin contemplar un corredor verde que permita unir Mezalocha con  Zaragoza.

Las alternativas que se han ofrecido son por un lado, el recrecimiento del pantano de Las Torcas al doble de su caudal, con lo cual aumentaríamos el número de días que no tendríamos caudales ecológicos en el tramo bajo del río; y por otro, una conducción desde Tosos hasta Valmadrid (pasando por Aguilón, Villanueva de Huerva, Fuendetodos, Puebla de Albortón) con un coste de mas de diez millones de euros. Estas obras no son necesarias para llevar agua a Aguilón y Villanueva que ya  la tienen en grado más que suficiente. Otros pueblos plantean  que tienen mala calidad de las aguas extraídas de pozos, muy rica en sales, cuando otras localidades próximas nos dan ejemplo de cómo resolverlo con potabilizadoras que funcionan con ósmosis inversa como es el caso de Botorrita. 

Idéntica situación tiene otras localidades como Torrecilla de Valmadrid perteneciente  al Ayuntamiento de Zaragoza y a éste no se le ha ocurrido, al menos por ahora, plantearse grandes desarrollos urbanísticos en la zona  y en el  verano le resulta más barato trasladar agua una vez por semana con los bomberos de Zaragoza que construir una tubería que llevase agua desde el Ebro.

Por ello, en una Zaragoza que aún paga las deudas de la Expo 2008, no se debería dejar que el río siga muerto. Habrá que lograr que algún día, en el río más urbano de la ciudad, se puedan ver peces desde sus puentes y no huela de forma pestilente durante bastantes días al año. Los discursos sobre el agua  tienen que servir para cambiar la realidad. Tienen que servir para hacer un Huerva vivo. y ello además  porque lo exige la Directiva Marco del Agua europea y por tanto la legislación que en materia de aguas tiene que llevar España y por tanto la  CHE como gestor del organismo de cuenca, el Gobierno de Aragón por medio del Instituto Aragonés del Agua y los ayuntamientos ribereños, entre ellos el de Zaragoza.

Las orillas del río Huerva han sido testigos de la historia de los zaragozanos desde hace más de 2000 años, de sus acuerdos y disensos sobre el reparto del agua. Solo eso ya debería ser un buen motivo para que su paso por la ciudad retenga toda la dignidad que el agua merece.

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