domingo, 21 de mayo de 2017

EL EBRO GUARDA SILENCIO

La situación actual del Ebro a su paso por Zaragoza, en buena medida debida a la escasez de lluvias, es también efecto de una gestión ineficaz, tanto de las estructuras que lo afectan directamente como de una mala planificación de la cuenca.
De esta forma lo ha recogido Mariano Merida en un reciente artículo:

La mala imagen del río Ebro
Es comentario generalizado el mal estado de nuestros ríos a su paso por Zaragoza. El Ebro, en este mes de mayo, nos está dando caudales próximos a 30 m³, muy por debajo de lo habitual. Ello origina que los contaminantes habituales se encuentren más concentrados y que el agua circule más lentamente, aspecto que se agrava en el caso de Zaragoza con la presencia del azud.
El dragado realizado durante varios  años, en la margen derecha del tramo urbano para la navegación fluvial, aumentó el flujo del agua hacia esta margen con lo que en estos momentos , el nivel del agua en la margen izquierda es muy bajo. Este hecho unido, a las altas temperaturas  ha provocado la proliferación de macrofitos ( algas), que previsiblemente irán en aumento en un horizonte de aquí a octubre y que son el espacio de asentamiento de la mosca negra.
Ante esta situación de emergencia, una medida paliativa sería abatir las compuertas del azud con el objetivo de facilitar la circulación del agua en el tramo de Zaragoza.
Por otra parte, esta disminución de caudales está provocando que la anchura del cauce se reduzca en muchos tramos lo que ocasiona que los aliviaderos, como los existentes en el Parque San Pablo y Puente de Hierro, vierten al río en momentos de lluvia sin que haya corriente en el río que los arrastre lo que provoca una acumulación de residuos y contaminantes en la proximidad de los parques urbanos y originar problemas de olores y salud pública.
Para resolver este aspecto relacionado con los colectores de aguas residuales, la renovación del mal estado de las depuradoras y el desdoblamiento del colector de Malpica, serían  necesarios más de 17 millones . Pero si además tenemos que pagar un extra de 540 millones hasta el 2045 por el Impuesto de Contaminación al Gobierno de Aragón, el problema, si se quieren recuperar costes, es muy grave.
¿En qué marco de Planificación de la Cuenca se dan estos hechos?. El problema del estado actual del río no es sólo que no llueve, sino que además existe una mala planificación de la Cuenca que agrava estos hechos. Actualmente se detrae el 40% de los caudales del Ebro, con la extensión de los nuevos regadíos previstos se llegará al 50%. Si contamos con los efectos del cambio climático, escasamente valorado, y que la modernización de regadíos no va a ser lo eficiente que se prevé, es fácil llegar a usos del 60%. Tenemos un río altamente privatizado.
En este escenario, recuperar el buen estado ecológico de la  cuenca del Ebro, obligatorio por las leyes europeas para el 2027, se nos antoja una quimera y de consecuencias ambientales muy graves para la ciudad y todo el eje del Ebro.

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